En un largo discurso de casi una hora ante cientos de agricultores en el Palacio del Elíseo, Macron aseguró que esas condiciones que pone Francia “no se han movido” y “se han respetado”, hasta el punto de que fueron las que motivaron que no se cerrara un compromiso en diciembre.
En cualquier caso, dijo que Francia no se opone a Mercosur y que el acuerdo sería “bueno para numerosos sectores agrícolas” y “bueno para la economía francesa”. Entre otras cosas, porque “nuestra agricultura no tiene futuro sin una apertura razonada”, anotó.
Macron mantuvo esa posición en una entrevista celebrada a finales de enero en París ante Mauricio Macri, el presidente de Argentina, uno de los principales países del Mercosur. El jefe del Estado francés hizo notar que si se cerrara un compromiso no entraría en vigor hasta 2024, cuando finalice el próximo mandato de la Comisión Europea.
Además, recordó sus “líneas rojas”, empezando por señalar que la entrada de productos sudamericanos sin aranceles no podrá suponer “ninguna reducción de nuestros estándares de calidad medioambientales, sociales ni sanitarios”, lo que significa que los países de Mercosur tendrán que respetarlos para exportar a la UE.
A ese respecto, insistió en que “no habrá nunca carne con hormonas en Francia”, e hizo notar que si actualmente se detecta no es por culpa de Mercosur, sino porque hay fraudes.
Macron indicó que otra de las condiciones que impone Francia en la negociación es que cualquier compromiso tiene que ir acompañado de “una cláusula de salvaguarda” que permita suspender las importaciones de Mercosur si se produce una desestabilización de los precios en determinado mercado.
El presidente afirmó que los problemas que tiene el vacuno francés son antiguos, y por tanto no son responsabilidad de Mercosur, sino, entre otras cosas, consecuencia de la falta de estructuración del sector.