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Unos 33 millones de argentinos fueron llamados el domingo a votar en las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), que a la espera de las legislativas miden la temperatura política del país, detectando las orientaciones de fondo de la sociedad y los candidatos con mayores potencialidades.
“El cambio está más vivo que nunca y no es de un gobierno, es de todos los argentinos”, destacó Macri cuando por la noche -mucho antes del cierre de las urnas- apareció en el escenario del búnker de Cambiemos junto, entre otros, a la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, el jefe de gabinete, Marcos Peña, y la candidata a diputada Elisa Carrió.
Sin esconder su "emoción" por un resultado en parte sorpresivo (incluso para el oficialismo) y en el que fue uno de los párrafos políticamente clave de su discurso, Macri destacó la “invitación a la oposición a coincidir en políticas de Estado”.
Aunque el 22 de octubre se renuevan sólo un tercio de bancas en el Senado (24) y la mitad en la Cámara de Diputados, el comicio del domingo derivó en una puja política de fondo entre los candidatos de Macri, que fue a la búsqueda de una ratificación a su gestión, y su antecesora Cristina Fernández de Kirchner, quien se presentó a la cita electoral por fuera del Partido Justicialista y a la cabeza de la reciente Unidad Ciudadana.
Con el 91,9% de las mesas escrutadas, Esteban Bullrich (exministro de Educación ’macrista’) tenía una diferencia ínfima (0,16%) en la lucha por la conquista de un escaño en el Senado frente a la expresidenta. Cristina conquistó de todos modos la banca: el duelo en el plano político era por el primer lugar. Tercero quedó Sergio Massa (1País) y cuarto Florencio Randazzo, del Frente Justicialista Cumplir.
Algunos de los otros grandes distritos, como Ciudad de Buenos Aires (49% a 20%), y las provincias de Santa Fe (29% a 26%), Mendoza (41% a 33%) y Córdoba (44% a 28%), fueron cruciales para que a nivel nacional la balanza se inclinara del lado del ’macrismo’.