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Los fiscales de Río de Janeiro comenzaron a desmontar el imperio de Darío Messer a fines del año 2017, cuando lograron que la Justicia de Uruguay deportara a los Vinicius Vieira Barreto Claret, apodado Juca Bala, y Claudio Fernando Barbosa, alias Tony.
Claret y Barbosa tuvieron una condena original de 18 años de prisión, pero fueron premiados con el arresto domiciliario luego de aceptar colaborar con el juez Marcelo Bretas, de la causa Lava Jato en Río de Janeiro.
Esa recompensa les fue dada luego de aportar harta información sobre Darío Messer, que para los investigadores brasileños es el “más grande doleiro” del país.
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Actualmente prófugo, Dario Messer tiene bases de acción en Brasil, Paraguay y Uruguay, y dirige una red que opera a través de 3.000 empresas offshore en 52 países.
Messer es uno de los traficantes de divisas que está imputado en los escándalos Lava Jato y Mensalão, bajo los gobiernos del Partido de los Trabajadores (2003-2016), y el caso de las cuentas CC5, del banco Banestado, durante la gestión del exmandatario Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) .
Según algunos especialistas, a través de las cuentas CC5 del Banco del Estado de Paraná, Banestado, se transfirieron ilegalmente 124.000 millones de dólares, en el mayor escándalo financiero de la historia reciente de Brasil.
Este escándalo fue el primero que puso en evidencia a las maniobras de Messer, que en 2004 fue denunciado por otro “doleiro” célebre, Alberto Yousseff, que fue el pivote de Lava Jato.
A raíz de su participación en el caso de las CC5, Dario Messer decidió trasladar parte de sus negocios a Uruguay, donde su gavilla comenzó a ser desmontada en 2017, gracias a la colaboración de las autoridades de Brasilia y Montevideo.