El primer borrador, preparado por los ministros de Finanzas de la zona euro, mencionaba la posibilidad de un ’Grexit’ temporal, una idea apoyada por Alemania.
Pero tras más de diez horas de reunión esta idea, fuente de desacuerdo entre los socios, fue desechada.
“El texto en su conjunto es muy malo, intentamos encontrar soluciones”, dijo una fuente griega, y afirmó que su país no puede “esperar más” para encontrar un acuerdo, a ser posible esta madrugada.
Para “restablecer la confianza”, el eurogrupo exige que el parlamento apruebe las medidas de ajuste antes del 15 de julio, es decir dentro de tan sólo tres días, y pide supervisar ciertas leyes “antes de someterlas a la consulta pública o al parlamento”, según una de las primeras versiones del acuerdo.
“Hay consenso total de los 18 para pedir una serie de acciones muy duras, que tienen que aprobarse de manera inmediata”, dijo una fuente diplomática.
Los ministros de Finanzas cifran las necesidades para un tercer rescate de Grecia en unos entre 82.000 millones de euros y 86.000 millones y piden además una “reforma ambiciosa” de las pensiones, la apertura de comercios los domingos, la liberalización de farmacias y de otros sectores como el energético, así como nuevas privatizaciones.
Pero todavía hay varias cuestiones en suspenso, entre ellas la contratación de funcionarios cesados por el anterior gobierno griego que el Ejecutivo actual volvió a contratar. Los partidarios de la línea dura con Atenas piden que se revierta la medida.
El otro punto de discordia es la propuesta alemana de crear fuera de Grecia un fondo que reagrupe los activos griegos fruto de las privatizaciones prometidas por un total de hasta 50.000 millones de euros. Este fondo serviría luego para pagar la enorme deuda del país.
Los socios de Atenas pedían, según las fuentes, que se aumentara la cantidad de activos a privatizar.
También está en discusión el papel del Banco Central Europeo, que mantiene en vida los bancos griegos gracias a sus ayudas de urgencia pero que necesita “una señal política fuerte” para continuar haciéndolo.
La desconfianza y las dudas sobre la voluntad de Grecia de aplicar las reformas y ajustes que presentó la semana pasada marcaron el arranque de esta cumbre, en la que Alemania y Francia se oponen radicalmente.
“No habrá acuerdo a cualquier precio”, dijo la canciller alemana Angela Merkel al llegar a la reunión y aseguró que se ha perdido “la moneda más importante: la confianza y la fiabilidad”.
“Francia hará todo lo posible para alcanzar un acuerdo”, afirmó por su parte el presidente francés François Hollande, mientras que el primer ministro griego, Alexis Tsipras, aseguró que un acuerdo era posible “si todas las partes lo quieren”.
Esta cumbre de los 19 líderes de la eurozona, convocada de urgencia la semana pasada, se consideraba como la última oportunidad para evitar lo peor.
Al presentar el paquete de reformas Atenas esperaba convencer a sus socios de la zona euro de que le otorguen un tercer programa de rescate. Grecia ya benefició de dos rescates en 2010 y 2012 por un monto de 240.000 millones de euros.
Las reformas y ajustes incluyen recortes de pensiones, subidas del IVA, privatizaciones y nuevos impuestos para las empresas, pero no parecieron suficientes a los socios europeos de Atenas, que desde el sábado han hecho patentes sus divisiones.
La tensión llegó a tal punto el sábado que el ministro alemán Wolfgang Schauble advirtió al presidente del BCE, Mario Draghi, que no lo tomara por “un imbécil”, según relató uno de los participantes del cónclave, tras lo cual se suspendió la reunión.
Desde el sábado, dos de los países más duros con Grecia, Alemania y Finlandia, no ocultan su deseo de que Grecia salga de la zona euro, al menos de manera temporal.
Grecia, en donde desde hace dos semanas entró en vigor el control de capitales, espera ahora un desenlace.
Desde que se impuso el corralito el 29 de junio, la economía griega está paralizada. Los bancos sobreviven únicamente gracias a la ayuda de urgencia del BCE, que espera una decisión política para determinar si sigue apoyando al país.