En París, la manifestación más nutrida en la que participaron “chalecos amarillos” había sido convocada por el sindicato Confederación General del Trabajo (CGT), con el apoyo de los partidos más escorados a la izquierda, empezando por la Francia Insumisa (LFI) y el Partido Comunista Francés (PCF).
Varios miles de personas, una parte de ellas con chalecos rojos de la CGT, desfilaron de manera pacífica en la marcha entre la estación de Montparnasse y la plaza de Italia.
En el cortejo estuvieron miembros destacados de LFI, como su líder, Jean-Luc Mélenchon, pero también algunas figuras de los “chalecos amarillos” como Priscillia Ludosky.
Las autoridades habían prohibido en la capital las concentraciones en la avenida de los Campos Elíseos y en el entorno de la catedral de Notre Dame.
Otro grupo de “chalecos amarillos” organizó un recorrido por sedes de algunos de los grandes medios audiovisuales para quejarse de lo que llaman “un tratamiento parcial” de su movimiento.
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En Estrasburgo, hubo otra convocatoria para una manifestación “nacional e internacional” que no se había declarado oficialmente y que se inició en la plaza de l'Étoile de la capital alsaciana poco antes de las 14:00 locales (08:00 hora paraguaya).
Dos horas después, se produjeron algunos enfrentamientos con las fuerzas del orden cuando los participantes intentaron penetrar en el barrio de las instituciones europeas, en las que se habían prohibido de forma preventiva las concentraciones, como en la explanada de la estación y en el centro histórico.
El pasado jueves, Macron presentó un segundo paquete de medidas destinado a apagar la crisis de los “chalecos amarillos” -el primero lo comunicó a comienzos de diciembre-, entre las cuales una rebaja del impuesto sobre la renta a las clases medias y el progresivo restablecimiento de la indexación de las pensiones a la inflación.