“Los combatientes del régimen se encuentran ahora en la carretera del Castello y la han cortado totalmente” , señaló Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) . Por lo tanto, “los barrios del este están completamente sitiados” , agregó.
El 7 de julio, las fuerzas progubernamentales consiguieron cortar ’de facto’ esta carretera, situada en el noroeste de Alepo, el último eje por donde podían pasar hombres y mercancía hacia estos barrios. Tomaron posiciones a menos de 500 metros de la carretera y podían disparar a las personas o vehículos que la utilizaban.
Un combatiente rebelde confirmó este domingo a la AFP que “Alepo estaba ahora asediada al 100%” .
“El ejército llegó a la carretera e incluso detuvo a un grupo de civiles que se encontraban allí”, precisó, añadiendo que se colocaron sacos de arena para cortar el paso.
La segunda ciudad de Siria está dividida desde 2012 entre los barrios controlados por el régimen, en el oeste, y las zonas en manos de los rebeldes, en el este.
Unas 200.000 personas viven en los barrios del este, según estimaciones. Desde hace varios días, los alimentos empiezan a escasear lo que hace temer un desastre humanitario si el bloqueo continúa.
Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha por sus siglas en inglés), la situación es “particularmente preocupante por la fuerte concentración de habitantes en esta zona”.
Un corresponsal de la AFP en un barrio insurgente dijo que hubo al menos seis ataques aéreos contra zonas de la oposición después de que la carretera fuera cortada.
Según el OSDH, al menos 16 combatientes rebeldes murieron el domingo durante el avance de las tropas leales a Asad. Además seis civiles murieron en ataques aéreos contra barrios rebeldes, añadió la oenegé.
El sábado, al menos 28 civiles, entre ellos niños, murieron en bombardeos contra estos barrios bajo control rebelde, según el OSDH, que cuenta con una red de informadores en todo el país.
Los rebeldes respondieron disparando cohetes contra los barrios progubernamentales del oeste, donde murieron cuatro personas.
Según Naciones Unidas, unas 600.000 personas viven en zonas asediadas en Siria, la mayoría de ellas bloqueadas por las fuerzas del régimen, aunque los insurgentes también utilizan este mismo método atroz.
Los barrios del este de Alepo todavía no han sido incluidos en la lista de la ONU de lugares sitiados. Sus residentes, sin embargo, se lamentan por la escasez de alimentos y el aumento desorbitado de los precios.
Los comerciantes empiezan a racionar sus productos y fuera de las panaderías se van formando largas colas.
El jefe de la Coalición Nacional Siria (CNS) , principal grupo de oposición en exilio, advirtió el martes que cientos de miles de civiles padecerían hambre y sufrirían una crisis humanitaria si cerraban esta vía de abastecimiento.
“Si la carretera de Castello está totalmente cortada, más de 300.000 civiles estarán hambrientos y se encontrarán bajo una fuerte presión” , declaró en la sede de la coalición en Estambul.
A las penurias se añaden los bombardeos, que se han intensificado en las últimas semanas. El sábado, al menos 28 civiles, entre los cuales niños, murieron en ataques aéreos, según el OSDH: los rebeldes respondieron con disparos de cohetes contra los sectores del oeste de la ciudad, de acuerdo a la misma fuente.
Mientras que el devastador conflicto, que ha causado más de 280.000 muertos y millones de desplazados, se va gangrenando en el terreno, en el plano diplomático el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, quiere reanudar las negociaciones de paz en agosto.
Reunidos en Moscú, los jefes de la diplomacia rusa y estadounidense, Serguei Lavrov y John Kerry, se pusieron de acuerdo el viernes para reforzar la cooperación en Siria, sobre todo en la lucha contra los yihadistas.