Los cuerpos estaban enterrados en un predio apartado del municipio de Eduardo Neri, en avanzado estado de descomposición y atados de manos y pies, indicó un agente de la Procuraduría General de Justicia del estado.
El hallazgo de las cincos fosas clandestinas se logró durante un operativo de policías federales y militares, derivado de una denuncia telefónica anónima que proporcionó la ubicación del terreno, cercano a la autopista que va de la capital al puerto de Acapulco.
El agente añadió que expertos forenses elaborarán el perfil genético de las víctimas para cotejarlo con la base de datos de la fiscalía y con personas que tengan familiares desaparecidos.
Guerrero, con altos niveles de pobreza, secuestro y homicidio, es un estado clave para el trasiego de droga y al mismo tiempo un importante punto de consumo en los concurridos balnearios de Acapulco y Zihuatanejo.
El hallazgo de cadáveres en fosas clandestinas se ha convertido en algo frecuente en México, donde las personas reportadas como desaparecidas se cuentan por miles.
Una escalada de violencia azota al país desde diciembre de 2006, cuando el gobierno del expresidente Felipe Calderón (2006-2012) lanzó una estrategia militarizada contra el crimen organizado con un saldo de 80.000 muertos según conteos oficiales.