Los aluviones (lahares) arrastran en casos de lluvia ceniza y arena emanada del volcán, lo que implica gran peligro para personas y construcciones.
“Se mantiene la zona de exclusión en 20 kilómetros en torno al cráter del volcán”, comunicó la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) .
“El material piroclástico inestable acumulado en la parte superior del volcán, en sus laderas y zonas aledañas podría ser arrastrado por lluvia, dando origen a lahares secundarios a lo largo de los ríos que drenan al volcán y las cuencas vecinas”, precisó el organismo.
El volcán, de 2.015 metros de altitud, entró el jueves en erupción por tercera vez desde la semana pasada y lanzó una columna de humo y cenizas de tres kilómetros de altura que se desplazó hacia el sureste, afectando a poblados no alcanzados por las erupciones anteriores.
Más de 6.500 personas fueron evacuadas este jueves, mientras el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) confirmó una zona de exclusión de 20 kilómetros alrededor del cráter y el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) mantuvo vigente el nivel de alerta roja en la zona.
La lluvia, según la Dirección Meteorológica de Chile, podría declinare a partir de las 17.00 GMT de este viernes y llegar a unos diez o doce milímetros, mientras las autoridades locales reiteraron la prohibición de que personas evacuadas el 22 de abril puedan ir a revisar sus viviendas y ganado.
“Hoy es imposible que una persona suba a revisar sus viviendas y animales”, dijo el alcalde de la localidad de Puerto Varas, Alvaro Berger, en declaraciones al Canal 13 de televisión.
El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, continuaba hoy en la zona, donde se desplazó hasta la localidad de Cochamó, una de las que sufrió el embate de la erupción de este jueves, para disponer en terreno medidas de ayuda para sus habitantes.
Según las autoridades, la erupción de este jueves tuvo una magnitud menor a las de la semana pasada, cuando la columna eruptiva alcanzó una altitud de 17 kilómetros.
Situado a mil kilómetros de Santiago, en la sureña región de Los Lagos, el Calbuco es considerado el tercero más peligroso en una lista de volcanes chilenos activos, por su proximidad a lugares poblados y ha protagonizado varias erupciones de gran magnitud en los últimos siglos, aunque se mantuvo tranquilo durante 43 años hasta el estallido del pasado 22 de abril.