El envío de las misivas fue aprobado durante una reunión extraordinaria de los delegados permanentes de la Liga Árabe convocada para analizar la “escalada” del conflicto entre Israel y Palestina.
Asimismo, la Liga Árabe pidió a los embajadores árabes en Brasil y Australia que mantengan sus contactos con Ministerios de Exteriores, Parlamentos y partidos políticos de los respectivos países para informales de la postura árabe en relación a Jerusalén.
El organismo regional instó al presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, a que no adopte medidas que “socaven el estatus legal” de Jerusalén “para preservar los lazos de amistad y las relaciones históricas de los países árabes y Brasil”.
Bolsonaro ha anunciado que pretende trasladar la embajada de Brasil de Tel Aviv a Jerusalén, siguiendo el ejemplo de Estados Unidos el pasado abril.
Al mismo tiempo, la Liga Árabe condenó la decisión de Australia de reconocer Jerusalén Oeste como capital de Israel, anunciada el pasado sábado, y conminó a retractarse de ella.
Australia solo reconoció como capital de Israel el lado oeste de Jerusalén, excluyendo la parte oriental, ocupada en la Guerra de los Seis Días de 1967 y anexionada unilateralmente en 1980, en una decisión no reconocida por la comunidad internacional que llevó a la ONU a pedir la salida de todas las embajadas de la ciudad.
A diferencia de Estados Unidos, el Gobierno australiano anunció que de momento no trasladará aún su embajada, aunque buscará una sede para el futuro.
A día de hoy, en Jerusalén hay dos embajadas, de EE.UU. y de Guatemala.
Paraguay, que se trasladó en mayo, dio marcha atrás cuatro meses después y volvió a situar su embajada en Tel Aviv con el cambio de Gobierno en Asunción.
La República Checa inauguró recientemente en Jerusalén el centro cultural Casa Checa, como primer paso, según Praga, para un eventual traslado de la legación diplomática.
La ONU y la mayor parte de comunidad internacional han defendido durante décadas que el estatus de Jerusalén debe decidirse en un acuerdo de paz.