La plana mayor de los demócratas en el Congreso de Estados Unidos dio este jueves un último plazo de un mes para que la oposición republicana apruebe una postergada reforma migratoria, advirtiendo que de lo contrario el asunto quedará en manos del presidente Barack Obama.
“Si no se hace nada” en julio en la Cámara de Representantes (diputados) , la “única culpa” por no reformar el sistema migratorio caerá en los republicanos, dijo el líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid.
Los legisladores, incluida la líder de la minoría demócrata en la Cámara, Nancy Pelosi y el jefe de la bancada hispana, Rubén Hinojosa, hicieron una última defensa de la reforma migratoria durante una rueda de prensa a dos días de cumplirse un año de la aprobación del proyecto en el Senado.
En ella admitieron que, sin embargo, el proyecto, que regularizaría a 11 millones de inmigrantes indocumentados, tiene muy bajas probabilidades de ser aprobada en la Cámara antes de las vacaciones de verano.
Una mayoría de 67 senadores aprobó un proyecto en junio de 2013, pero desde entonces está bloqueado por la mayoría republicana en la cámara baja.
La reforma debería ser aprobada por los congresistas y luego discutida en una comisión mixta con senadores antes de ser aprobada por Obama, que basó su reelección en esa promesa y con ella logró movilizar al electorado latino.
Pero si eso no ocurre, Obama ha dicho que podría actuar unilateralmente.
Si la Cámara de Representantes no coloca el proyecto a votación “está claramente invitando a que el Ejecutivo intente hacer lo que el Congreso parece incapaz de hacer”, dijo el influyente senador Robert Menendez.
“Al final van a forzar la mano del presidente”, afirmó de su lado el congresista Joe García durante la rueda de prensa.
Pero el también congresista Luis Gutiérrez, uno de los mayores activistas de la reforma, se mostró el miércoles menos paciente, advirtiendo a los republicanos que su oportunidad “se acabó": “Ya es hora de que el presidente actúe”, dijo.
Obama enfrenta una creciente presión para reducir las deportaciones de inmigrantes u ordenar expandir el programa “Acción Diferida”, que otorga un permiso temporal a los jóvenes que fueron traídos ilegalmente al país por sus padres.
El mandatario ordenó una revisión de la política de deportaciones, pero a inicios de junio pidió postergarla para dar oportunidad al camino legislativo.
El tiempo para una acción en el Congreso se reduce con la aproximación de las elecciones legislativas de noviembre, aunque un 62% de los estadounidenses aprueba la reforma migratoria, según una encuesta del Instituto Brookings publicada hace dos semanas.