“Es preocupante la situación en los frentes. Podemos decir que no hay un línea de separación de fuerzas, sino, en esencia y lamentablemente, un frente”, dijo Lavrov, en una rueda de prensa al término de sus conversaciones con su colega iraní, Javar Zarif.
El jefe de la diplomacia rusa indicó que pese a que las partes en conflicto han declarado su disposición de alejar de la primera línea las piezas de artillería de calibre inferior a 100 milímetros, el acuerdo no ha podido concretarse por la postura de Kiev.
“Nos preocupa el desarrollo de los acontecimientos de los últimos días, que se parecen mucho a los preparativos de nuevas acciones de combate”, recalcó.
Lavrov subrayó que los contactos directos entre los representantes de Kiev y las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk son clave para impulsar los acuerdos de Minsk para el arreglo pacífico del conflicto.
“La parte ucraniana trata de eludir este tipo de contactos o intenta imponer criterios, según los cuales todo debe resolverse sin la participación de Donetsk y Lugansk. Todo esto es preocupante”, agregó.
El titular de Exteriores acusó al presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, de intentar elevar artificialmente la tensión mediante “declaraciones delirantes” que persiguen “alimentar la rusofobia en Occidente.
Lavrov se refería a una reciente entrevista publicada por el periódico francés Libération, en la que Poroshenko aseguró que el presidente ruso, Vladímir Putín, quiere para sí ”toda Europa“ y ”está dispuesto a llegar tan lejos como se lo permitan“.
El canciller ruso indicó que con este tipo de declaraciones el presidente ucraniano busca distraer la atención de ”su propia incapacidad de cumplir lo que ha firmado", en alusión a los acuerdos de Minsk.
Según los últimos datos de la ONU, cerca de 7.000 personas, entre combatientes y civiles, han muerto en el este de Ucrania en quince meses de conflicto.