“Ha habido una evolución de la posición india”, declaró el comisario, al día siguiente de la negativa de Nueva Delhi a aceptar un compromiso sobre las subvenciones agrícolas.
El rechazo indio hace todavía más incierta la posibilidad de lograr un acuerdo en la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) que concluye este viernes en la isla indonesia.
No obstante, De Gucht reconoció que es “difícil negociar con alguien que no dice realmente lo que quiere”.
India, que lidera los 46 países en desarrollo del “G33”, exige poder aumentar las subvenciones para los productos agrícolas con el fin de ayudar a los agricultores y mantener los precios bajos para los más pobres, lo que se topa con las reglas de la OMC, que lo ve como una forma de dumping.
Con las elecciones nacionales a la vista, el gobierno indio quiere ofrecer alimentos básicos a más de 800 millones de pobres a precios artificialmente bajos.
Estados Unidos, que se opone de plano a estas prácticas, ha propuesto un compromiso que consiste en una tregua de cuatro años durante la que no sancionará a los países que superen el techo de las subvenciones al programa de seguridad alimentaria.
Pero el ministro indio de Comercio, Anand Sharma, rechazó de plano este compromiso, porque prefiere que dicha exención esté en vigor “hasta que se encuentre una solución permanente”.
Para India, “la seguridad alimentaria no es negociable”, dijo el ministro, asegurando que se trata de la “decisión definitiva” del gobierno indio.
Para tratar de desbloquear la situación, el presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, anfitrión de la reunión, va a llamar al primer ministro indio, Manmohan Singh, informaron fuentes oficiales.
Indonesia forma parte del G33 y también reclama la abolición del techo de las subvenciones agrícolas para garantizar la seguridad alimentaria. Pero Yakarta insta al gobierno indio a que dé muestras de flexibilidad para lograr un acuerdo en Bali del que depende el propio futuro de la OMC.
Esta conferencia ministerial, que ha sido calificada como la reunión de la “última oportunidad”, trata de arrancar un acuerdo sobre el “paquete de Bali” que afecta a menos del 10% de las ambiciones de la Ronda de Doha: la agricultura, la ayuda al desarrollo y la facilitación de los intercambios comerciales, mediante la reducción, en particular, de la burocracia en las fronteras.
Pero muchos dudan de que este “Doha light” vaya a ver el día, tras el fracaso de las negociaciones previas en Ginebra para pergeñar un acuerdo que hubiera sido sancionado por los ministros de los 159 Estados miembros de la OMC en Bali.