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Y es que en mayo de 1896 se derramaba sangre en las calles de Chicago, Illinois (Estados Unidos), en un cruento enfrentamiento entre fuerzas policiales de la ciudad y obreros en manifestación que exigían que se establezcan jornadas laborales de 8 horas.
Por aquel entonces en esa ciudad norteamericana -la segunda más habitada del país en esa época-, y en la mayor parte de los Estados Unidos, regía una ley que prohibía a los empresarios hacer trabajar a los empleados más de 18 horas, “salvo en caso de necesidad”. Esto, sumado a la escasa cantidad que se pagaba a los obreros, propició el nacimiento de varios movimientos por los derechos de los mismos.
El 1 de mayo de 1986 se realizaron huelgas y manifestaciones a lo largo del país en busca de la reivindicación de la jornada laboral de 8 horas -se estima que unos 300.000 trabajadores marcharon en todo el país-. El día 3, una manifestación frente a una fábrica de maquinaria agrícola en Chicago acabó en violencia y la Policía abrió fuego contra los manifestantes, matando a dos de ellos.
Si bien el Día de los Trabajadores se conmemora el 1 de mayo, la tragedia con la que se asocia se registró el 4 de mayo de 1986. Enfurecidos por lo ocurrido el día 3, anarquistas convocaron a una manifestación al día siguiente en la Plaza Haymarket de la ciudad.
Durante la mayor parte del día no se registraron conflictos, aunque publicaciones de la época aseguran que el tono de los discursos que pronunciaban los líderes iba ganando tonos cada vez más agresivos y violentos. Un fuerte dispositivo de la Policía de la ciudad se instaló en la plaza pasadas las 22:00 y se dio la orden a los manifestantes de dispersarse.
Fue entonces cuando alguien de entre los trabajadores arrojó una bomba casera de dinamita hacia los policías. La explosión mató de inmediato a un agente e hirió mortalmente a otros seis. La Policía reaccionó con disparos, que fueron devueltos por varios manifestantes armados.
La jornada laboral de 8 horas, con paga extra a los trabajadores por las horas adicionales trabajadas, fue establecida en los Estados Unidos en 1916, a través del Acta Adamson.
El 1 de mayo se convirtió en una fecha asociada con la lucha por los derechos de los trabajadores en muchas naciones, y actualmente en ese día se celebra el Día Internacional de los Trabajadores. Irónicamente, Estados Unidos es uno de los países donde el día no es celebrado; los estadounidenses celebran el Día del Trabajo el primer lunes de setiembre, y los intentos por mudar el feriado al 1 de mayo hasta ahora han fracasado.