El mensaje real, previsto para el martes, supone una rara oportunidad para la monarca de 92 años de compartir sus pensamientos personales sobre el Brexit.
La monarquía británica tradicionalmente se ubica por encima de los intereses partidarios políticos, desempeñando así su rol de institución unificadora, por encima de los trajines entre Westminster (parlamento) y Downing Street (sede de la jefatura de gobierno).
La reina no hará una alusión abierta a la retirada de Londres de la UE tras 46 años de pertenencia, un Brexit previsto para el 29 de marzo próximo, al menos según los extractos del discurso real divulgado por el palacio de Buckingham. Pero sí afirmará “que, pese a la existencia de profundas diferencias, tratar a los demás con respeto (...) es siempre el primer paso indispensable hacia una mejor comprensión”.
Su mensaje se produce en un momento de gran dificultad para la primera ministra, Theresa May, cuyo liderazgo es cuestionado en su país e incluso en su propio partido conservador, en medio de feroces críticas al acuerdo del Brexit que negoció con los 27 socios de la UE.
May tuvo que retrasar hasta mediados de enero la votación por los diputados de este acuerdo negociado entre Londres y Bruselas durante 17 meses. Y el parlamento británico se dispone a entrar en el receso de fin de año cuando faltan sólo cien días para la fecha prevista del Brexit, dejando al país en el limbo, sin un acuerdo y en plena confusión sobre qué sucederá después.
En las conversaciones ordinarias de estas Navidades, muchos británicos están reemplazando la palabra Brexit por el eufemismo “B-word” para evitar desencadenar largas disputas familiares. En este contexto, la reina Isabel afirmará en su mensaje que el mensaje de paz que genera el nacimiento de Cristo está ahora más de actualidad que nunca. “Creo que su mensaje de paz y de buena voluntad en la tierra para todos nunca será obsoleto”, según el mensaje real.