La Guerra de los Seis Días duró menos de seis horas

El 5 de junio de 1967, a las 7:45, aviones de las Fuerzas de Defensa de Israel atacaron 15 aeropuertos egipcios dejando fuera de combate a toda la aviación egipcia. Simultáneamente, también fueron atacadas posiciones sirias y jordanas.

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“La llaman la Guerra de los Seis Días, pero en realidad duró menos de seis horas”, se lamenta a Efe el general jordano retirado Musa al Hadid, que responsabiliza a Egipto de la amarga derrota árabe de junio de 1967 ante Israel, que le costó a Jordania la pérdida del este de Jerusalén y de Cisjordania.

Tanto Al Hadid como el exmilitar Fayez al Dwairi también apuntaron a la falta de preparación y de coordinación, así como a la errónea “estrategia de retirada” como las principales causas de que Israel lograra una “fácil e inesperada victoria”.

Los dos exmilitares contaron a Efe cómo los árabes combatieron en la guerra árabe-israelí de 1967 sin una estrategia militar definida, sin entrenamiento, sin armamento y sin una coordinación real entre sus diferentes ejércitos.

“La llaman la Guerra de los Seis Días, pero en realidad duró menos de seis horas. No hubo lucha real, ya que a la mayoría de las fuerzas árabes se les ordenó retirarse sin luchar e incluso sin ser siquiera presionadas por el ejército israelí, sino solo en respuesta a rumores y miedos”, explicó a Efe Al Hadid.

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La guerra empezó el 5 de junio de 1967, cuando Israel lanzó una serie de bombardeos aéreos sobre varios aeropuertos militares egipcios, destruyéndolos y obligando a la mayoría de la aviación egipcia a permanecer en tierra, un operación que privó a las fuerzas terrestres de cualquier tipo de cobertura aérea.

El entonces rey de Jordania Husein II se unió a la alianza militar árabe liderada por Egipto 48 horas después del comienzo de las hostilidades y Naser envió a Ammán al general Ali Amer como oficial de enlace.

“No hubo una coordinación real entre las fuerzas árabes. Además, los árabes carecían de armamento y entrenamiento sofisticados. También carecían de estrategias militares modernas capaces de derrotar al bien entrenado ejército israelí”, recuerda Al Hadid.

Al Hadid también se queja de que tras la guerra el ejército israelí se ganó injustamente el apelativo de “invencible”, que para el antiguo oficial “se convirtió en un sinsentido en los años que siguieron a la guerra de 1967”.

Se refería a la guerra de desgaste lanzada por Egipto contra las tropas israelíes en el Sinaí, a la recuperación de este territorio en la guerra de octubre de 1973 o a la batalla de Karameh en Jordania de 1968, en la cual el ejército jordano y la guerrilla palestina derrotaron a un contingente israelí al este del río Jordán.

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Por otra parte, Al Hadid y Al Dwairi también señalan el mal causado por las “exageraciones” y las “mentiras” de la propaganda difundida por los medios egipcios, como otro de los factores clave de la derrota árabe.

“Había una gran distancia entre lo que los medios egipcios estaban diciendo y lo que estaba pasando sobre el terreno”, afirmó Al Dwairi. “Aunque los árabes tenían la superioridad numérica, sus ejércitos carecían de entrenamiento y de buen equipamiento”, añadió.

También indicó que los árabes “se sorprendieron por la repentina retirada de sus tropas a la segunda línea de defensa, tanto en el canal de Suez (en Egipto) como en el río Jordán (en Jordania)” sin presentar batalla al enemigo.

Abu Ahmad, un soldado veterano de 82 años que estaba estacionado en Cisjordania durante la guerra, relata a Efe cómo él y otros efectivos fueron retirados al este del río Jordán “sin siquiera ver a los soldados israelíes”.

“Yo estaba a cargo de una batería antiaérea, pero la munición disponible era ineficiente ya que su alcance era muy inferior a la altitud a la que los aviones israelíes volaban para atacarnos”, dice el excombatiente, para quien el factor clave de la victoria israelí fue su aviación.

Ali Abdullah, un profesor palestino de 78 años que vivía en Cisjordania cuando estalló la guerra, también describe a Efe su sorpresa y la de sus vecinos al ver a tropas israelíes rodeando su pueblo, cuando los medios árabes las situaban muy lejos de allí.

“Al principio creímos que eran tropas iraquíes que habían venido a ayudarnos. Pero cuando nos ordenaron que alzáramos banderas blancas, comprendimos la cruda realidad”, concluyó. Hasta 200.000 jordanos huyeron hacia Jordania como consecuencia de la guerra, y medio siglo después tanto Cisjordania como Jerusalén este siguen ocupados por Israel.

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