Pauline Cafferkey, escocesa de 39 años, fue trasladada esta madrugada en un avión militar desde Glasgow al haber sufrido una “inusual complicación” relacionada con la enfermedad. Las autoridades sanitarias británicas afirmaron que el virus está presente en su organismo, al tiempo que subrayaron que el riesgo de contagio es bajo.
La enfermera contrajo el ébola cuando trabajaba como sanitaria en Sierra Leona con la organización humanitaria “Save the Children” para tratar de contener el brote de la enfermedad que afectó al África occidental. Cafferkey pasó tres semanas en la unidad de aislamiento en el Royal Free Hospital y llegó a estar en estado crítico antes de recibir un tratamiento experimental con plasma sanguíneo de otro enfermo británico, el también sanitario Will Pooley.
Los protocolos en vigor en el Reino Unido indican que cualquier persona diagnosticada con ébola debe ser trasladada lo antes posible a la unidad de aislamiento preparada en ese centro de la capital británica. En un comunicado, el hospital confirmó esta mañana que la enfermera ha sido ingresada debido a una “ nusual complicación tardía relacionada con su previa infección con el virus del ébola”.
“Será tratada en la unidad de alto nivel de aislamiento de acuerdo con las pautas nacionales establecidas”, señala la nota del centro. El ébola solo se puede transmitir por contacto directo con la sangre o fluidos corporales de la persona infectada durante la etapa sintomática de la enfermedad, subrayó el hospital
La semana pasada, Cafferkey estuvo en Londres para recibir un premio en reconocimiento a los riesgos que tomó para ayudar en África durante la epidemia de ébola. En una entrevista con la BBC, la enfermera explicó que durante el periodo de recuperación de la enfermedad ha experimentado problemas de tiroides y perdió el cabello.