“El mensaje del papa para pedir la protección del planeta ha sido dirigido a todo el mundo y no sólo a los católicos. El papa busca un terreno común con los no creyentes y con las personas de otras religiones”, sostiene el vaticanista Iacopo Scaramuzzi, de la agencia Askanews.
El texto del papa argentino, entre las personalidades más populares e influyentes del mundo, estimado por mandatarios, políticos, líderes religiosos - como el patriarca de Constantinopla -, así como pastores, rabinos e imanes, “cuenta con un apoyo amplio y va a pesar mucho, sobre todo entre los países más católicos, como México y Brasil, potencias emergentes”, recalca Scaramuzzi.
El texto del papa, de 200 páginas, pretende influir sobre las decisiones que se tomarán en diciembre contra el calentamiento del planeta, un tema que preocupa “mucho” al 79% de los ciudadanos, según un sondeo realizado en forma simultánea en 79 países.
La encíclica, llamada Laudato si (Alabado seas), invita a tomar acciones concretas para frenar este fenómeno causado por una explotación insensata y cuyos efectos padecen sobre todo los países más pobres.
“El papa, como varios de sus predecesores, relanza la doctrina social de la Iglesia, pero con un tono más crítico al denunciar la sumisión de la política a la tecnología y a los centros de poder financieros”, sostiene por su parte Marco Politi, entre los biógrafos de Francisco.
El pontífice latinoamericano, que llegó del “fin del mundo”, como él mismo dice, que conoce su tierra, ubicada en la frontera del polo sur, y que ha compartido pobrezas y desigualdades de América Latina, ataca sobre todo un modelo de desarrollo injusto.
Francisco alza la voz contra la tecnificación obsesiva y denuncia el falso humanismo que relega a la persona en beneficio de la máquina.
Como Francisco de Asís, el santo en el que se inspira, defensor de los pobres y de la naturaleza, el papa lanza al mismo tiempo una reivindicación social, al denunciar la relación directa entre destrucción del medio ambiente, pobreza y explotación económica, y también una espiritual.
“Para el papa la evolución del planeta es un argumento religioso”, explica Scaramuzzi.
En el texto además advierte que no sirve luchar contra uno de estos tres factores si no se atacan los otros. La primera encíclica dedicada a la ecología y a la defensa del medio ambiente y de la “madre tierra”, representa un momento importante para la historia de la Iglesia.
“La mirada de la Iglesia se amplía. Parte de los pobres, las víctimas, y llega al globo, al calentamiento climático”, recalca el experto.