La economía iraní se enfrenta a los peores presagios

Las autoridades iraníes intentan tranquilizar a la población sobre el efecto del restablecimiento de sanciones de EE.UU., debido a su salida del acuerdo nuclear, lo que acrecienta los temores por la ya asfixiante situación económica.

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Frente a las declaraciones de los políticos de que la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de retirarse del acuerdo nuclear de 2015 no debe causar preocupación porque ya se han tomado medidas, los ciudadanos ven la inflación y la escasez de divisas como sus principales caballos de batalla.

Las medidas prácticas de austeridad para confrontar esta situación comenzaron a aplicarse desde hace ya varias semanas, cuando el derecho a la compra de divisas se otorgó a los bancos públicos y la venta se limitó en cantidades restringidas y para determinados casos.

El Banco Central de Irán anunció hoy en un comunicado que “desde hace mucho tiempo ya se ha pensado en las medidas necesarias para hacer frente a la violación de EE.UU. del JCPOA” (siglas en inglés del acuerdo nuclear).

La nota agregó que ”actualmente los recursos y los gastos de divisa del país están totalmente bajo control“, pese a la fuerte devaluación de la moneda local, el rial, que ha pasado de cambiarse en el mercado libre a más 85.000 riales un euro, frente a los 45.000 de hace un año.

Tras el anuncio de Trump, el presidente iraní, Hasan Rohaní, aseguró que ”el crecimiento económico y la estabilidad del mercado continuará" y que la divisa necesaria para el país será suministrada. Sin embargo, la sensación en la calle es bien distinta y los propios empresarios iraníes se muestran muy escépticos.

”En un plazo corto la gente notará la presión“, dijo a EFE un empresario con negocios en Europa, que prefirió ser identificado solo por su nombre de pila, Ali. En su opinión, ”las transacciones financieras y los lazos económicos no van a ser imposibles, pero se dificultará muchísimo, los costes aumentaran y se posicionarán una serie de intermediarios que serán los beneficiados".

”La situación va a empeorar mucho más, no veo nada claro el futuro económico del país, porque EE.UU. no solo restablecerá las antiguas sanciones, sino que Trump está hablando de imponer otras que hundirán por completo la economía del país", agregó.

El empresario también expresó sus dudas sobre la postura de Europa, ya que, pese a que haya un apoyo institucional, el sector privado europeo ”tiene tanta dependencia financiera de EE.UU. que no estarán dispuestos a trabajar con Irán sin el consentimiento de Washington".

Trump anunció que volverá a imponer ”el nivel más alto de sanciones económicas, que entrarán en vigor entre agosto y noviembre próximos. Dentro de 90 días se reanudarán las sanciones a las compras de dólares estadounidenses por parte del Gobierno de Irán, a la adquisición de deuda iraní y al comercio de oro, y en un plazo de 180 días le tocará el turno a la compra de petróleo y productos petroquímicos iraníes y a las transacciones de instituciones financieras con el Banco Central de Irán, entre otros.

Pese a esto, algunas voces adoptan una postura más intermedia, al considerar que las restricciones bancarias que seguían en pie han impedido el completo desarrollo de la economía iraní desde la entrada en vigor del pacto nuclear, firmado por Irán y el Grupo 5+1 (EE.UU., Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania).

Para el analista Mohamad Marandí, decano de la Facultad de Estudios del Mundo de la Universidad de Teherán, la retirada de EE.UU. dificultará la situación económica del país, pero “el daño será limitado”. “Nosotros prácticamente no nos beneficiamos del JCPOA. Ahora mismo nuestros bancos no tienen lazos con los bancos extranjeros y eso significa que el JCPOA no se ha aplicado”, explicó a EFE.

Marandí citó otras trabas como las leyes de restricción de visados, la Iran Sanctions Act y las presiones de Washington a bancos y otras compañías financieras para que no trabajaran con Irán. El analista se mostró optimista por el acercamiento de Irán a Rusia y China de los últimos años, que podría dar un respiro a la maltrecha economía iraní pese a las nuevas sanciones.

 

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