La desilusión invade la caravana migrante

TIJUANA. La desilusión y el temor hacia las autoridades estadounidenses cundían en la caravana de centroamericanos que está en Tijuana, tras el fracaso del inesperado intento de unos 500 migrantes de cruzar la valla hacia Estados Unidos y ser repelidos.

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La noticia corrió por el albergue, donde se encuentran unas 5.000 personas y hasta donde regresaron, asustados y con sus ropas sucias y rasgadas, aquellos que intentaron superar un oxidado muro de lámina y una segunda valla coronada por alambre de púas.

“Es con el corazón y la esperanza rotos que estamos. Nosotros nos ilusionamos de que ya habíamos logrado llegar a Estados Unidos, que nos darían asilo”, comenta a la AFP Andy Colón, hondureña de 20 años que viaja con su hermana y dos niños. Sus pantalones rotos son prueba de su intento.

“Ahora toca vivir con la decepción, pero gracias a Dios seguimos vivos. No tenemos otra opción que quedarnos en este albergue y buscar (en México) una vida, un trabajo, una casa”, dice.

Tijuana, vecina de la estadounidense San Diego y que tiene ya más de una semana albergando a los centroamericanos, fue escenario el mediodía del domingo del momento más cruento que ha vivido esta caravana desde que el 13 de octubre salió de Honduras, recorriendo más de 4.000 km hasta el noroeste mexicano, para huir de la violencia y la pobreza.

Cuando unos 1.000 centroamericanos realizaban una manifestación hacia el puente fronterizo de El Chaparral para exigir a Estados Unidos que les permita pedir refugio, la mitad de la columna se separó y se lanzó hacia la frontera.

Hombres y mujeres, algunas con niños pequeños, se confundían entre empujones, gritos y chillidos mientras intentaban escalar o atravesar por boquetes la primera barrera. Los sobrevuelos de helicópteros militares de Estados Unidos y los gases lacrimógenos lanzados desde el norte hicieron regresar a los migrantes.

Como consecuencia, este punto de la frontera fue cerrado unas horas por autoridades estadounidenses. El gobierno de Honduras condenó el uso de balas de goma contra los migrantes de la caravana que intentaron cruzar la frontera e instó “a que se respeten los derechos humanos”.

Un hondureño ciego del ojo izquierdo, que con el paso de las semanas se ha ganado cierto poder de convocatoria entre la caravana, regresó llorando al albergue tras fracasar. Dice que necesita salir urgentemente de México.

“Me dijeron que los de aquí (mexicanos civiles) ya me tienen identificado y están buscándome para matarme. Lo único que quiero ahora es regresarme como sea a Honduras”, dijo a la AFP bajo anonimato por razones de seguridad.

Dice que sólo se entregaría a las autoridades migratorias mexicanas si le garantizan su deportación inmediata. El enojo de ciertos colectivos de Tijuana, como comerciantes y transportistas, se ha acentuado pues consideran que la caravana ha alterado la vida de esta ciudad, cuyos habitantes se desenvuelven a ambos lados de la frontera.

“Nos dieron en la madre (fastidiaron) el domingo a todos los que trabajamos decentemente aquí en la línea (frontera)”, dijo a la AFP Jesús Tirado, conductor de transporte.

La alcaldía ha criticado duramente a los migrantes y se advierte que la policía local podría realizar más detenciones tras capturar el domingo a 24 hondureños que intentaron cruzar. “Vamos a aplicar la cero tolerancia porque la policía federal está rebasada”, dijo a la AFP bajo anonimato un mando de la policía local.

Se desconoce si los hondureños detenidos fueron entregados al ministerio de Interior, que amaga con deportar a quienes estuvieron involucrados en la refriega en la frontera. Pero el gobierno federal no ha informado de capturas ni movilizaciones policiales, por lo que se anticipa que al próximo presidente, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, heredará este espinoso asunto una vez que asuma el próximo sábado.

López Obrador se reunió con sus principales colaboradores la noche del domingo tras conocerse el incidente en la frontera. Marcelo Ebrard, quien será su canciller, dijo a la prensa que el nuevo gobierno “cambiará la política migratoria mexicana, que es muy restrictiva” y buscará “detonar el desarrollo” de Centroamérica para evitar estas migraciones.

De su lado, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha advertido que quienes crucen ilegalmente no tendrán derecho a pedir refugio y ha amenazado con cerrar los más de 3.200 km de frontera con México.

También presiona para que México albergue a los migrantes mientras Estados Unidos responde a sus solicitudes de asilo. El sábado, el diario The Washington Post publicó que Estados Unidos y el próximo gobierno mexicano se encaminan a un acuerdo sobre el espinoso tema de los migrantes, aunque el equipo de López Obrador subrayó que no han cerrado pacto alguno.

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