En la cumbre, que se celebra en Nanyuki (centro), participarán los presidentes de Kenia, Uganda y Gabón, así como numerosas oenegés. Estas mismas personalidades estarán también presentes en el acto simbólico de incineración del sábado en Nairobi, donde se quemarán unas 105 toneladas de colmillos de elefante, el equivalente al 5% de marfil en el mundo.
Unos 30.000 elefantes son abatidos cada año para recuperar sus colmillos. Las consecuencias de esta eliminación masiva son nefastas para la supervivencia de los 450.000 a 500.000 elefantes en estado salvaje que viven en África.
En Kenia, los esfuerzos entre el gobierno y las reservas de animales privadas permitieron una reducción importante del número de elefantes abatidos por los cazadores (93 en 2015 frente a los 164 en 2014).
El objetivo de la cumbre del viernes es ampliar la toma de conciencia mundial para conseguir la prohibición total del comercio de marfil. También busca presentar los métodos contra la caza furtiva desarrollados en Kenia para que puedan ser aplicados en otros países del continente.
En la reserva privada de Ol Pejeta, cerca de Nanyuki, el equipo de intervención rápida funciona desde 2011. Se desplaza en helicóptero y dispone de comunicaciones de radio codificadas, equipos de visión nocturna, armamento sofisticado... Desde entonces, el número de incidentes relacionados con la caza ilegal se ha reducido drásticamente en la zona.
Sin embargo, este dispositivo no es totalmente eficaz si los cazadores no son después juzgados y condenados.
En un país gangrenado por la corrupción, las condenas a los cazadores y a los responsables de estas redes criminales son todavía minoritarias.
Pero según Shamini Janyanathan, consejero jurídico de la oenegé Space for Giants, las cosas están cambiando. Cinco casos importantes de caza furtiva están siendo instruidos por la justicia en Mombasa (este), el principal puerto de Kenia y lugar de tránsito del marfil ilegal hacia el sudeste de Asia. Hace dos años no había ninguno.