Sin embargo, el juez ordenó su reclusión provisional hasta que los médicos determinen que no es peligroso.
La sentencia fue anunciada este viernes por el juez federal Bruno Savino, responsable por el juicio contra Adelio Bispo de Oliveira, que está detenido desde que, el 6 de septiembre del año pasado, atacó al actual jefe de Estado cuando el líder ultraderechista participaba en un mitin electoral en la ciudad de Juiz de Fora.
l juez tercero federal de Juiz de Fora falló con base en los informes psiquiátricos y periciales que concluyeron que el agresor sufre de “Trastorno Delirante Persistente”, por lo que, según la legislación brasileña, no puede ser responsabilizado criminalmente.
“La conducta del reo no puede ser sancionada, ya que sufre de enfermedad mental que le suprimió la capacidad de comprender el carácter ilícito del hecho y de actuar acorde con ese conocimiento”, según la sentencia.
Pese a absolver al acusado de los delitos contra la Ley de Seguridad Nacional que le imputó la Fiscalía, el juez ordenó, como medida preventiva, “que permanezca internado, por tiempo indeterminado, mientras no sea verificado que dejó de ser peligroso”.
De acuerdo con el juez, tal condición tiene que ser constatada mediante pericia médica, la primera de las cuales será realizada en un plazo de tres años “debido a las circunstancias del atentado y a la altísima peligrosidad del reo”.
En caso de que los problemas mentales no le sean diagnosticados en el examen al que será sometido en tres año, Bispo tendrá que cumplir la pena prevista por el Código Penal para su delito, que puede llegar a 20 años considerados los agravantes.
Al convertir la orden de prisión preventiva en una medida cautelar de reclusión provisional, el juez también ordenó que se le mantenga custodiado en la Penitenciaría Federal de Máxima Seguridad de Campo Grande, la capital del estado de Mato Grosso do Sul, y descartó su posible traslado a un hospital psiquiátrico.
Bolsonaro, que en la época ya lideraba las encuestas de intención de voto para las elecciones de octubre pasado, sufrió graves heridas en el abdomen que le obligaron a pasar por el quirófano en tres ocasiones, la última de las cuales, cuando ya era presidente, para retirarle la bolsa de colostomía que le fue colocada hasta la reconstrucción de su tránsito intestinal.
En la denuncia en que acusó a Bispo de violaciones a la Ley de Seguridad Nacional, la Fiscalía alegó que el agresor puso “en riesgo el régimen democrático” al intentar interferir en el resultado de las elecciones, que el ultraderechista terminó venciendo en la segunda vuelta con un 55 % de los votos.
Según los fiscales, Bispo planeó el ataque con antelación con el objetivo de excluir al hoy mandatario, en el poder desde el pasado 1 de enero, de la carrera presidencial.
Esa tesis contrastó con el alegato de la defensa del autor de la puñalada, según el cual el ataque fue fruto de ”una mente atormentada y posiblemente desequilibrada" por causa del trastorno mental que padece.
El agresor de Bolsonaro alegó al ser detenido que discrepaba de las ideas políticas y religiosas del ultraderechista, un defensor de la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985 y polémico por sus insistentes declaraciones machistas, homófobas, racistas y misóginas.