Hoy, desprendido de ese emprendimiento, sin experiencia política, busca ser presidente de Uruguay. En un piso del centro de Montevideo lleno de obras de arte y viejos pósters de mundiales de fútbol, este millonario de 37 años, yerno del magnate ruso dueño del AS Mónaco Dimitri Rybolovlev, recibió a la AFP para hablar de su proyecto político.
En un país acostumbrado a candidatos que se postulan luego de años de trayectoria, la irrupción de Sartori en el tradicional Partido Nacional (centroderecha) causó conmoción. Nunca votó en el país donde nació y como señas de identidad uruguaya exhibe su pasión por el fútbol y el mate. Vive al galope de los aviones en los lugares donde tiene empresas, de agricultura o energía, pero ahora, asegura, se afincó en Montevideo luego de una “etapa” como empresario que lo convirtió en millonario y -como su suegro- en dueño de un club de fútbol, el Sunderland de la tercera división inglesa.
“Tengo un club en Inglaterra que es el Sunderland. Vivo esos partidos con mucha emoción” pero “para mí no hay nada como un gol de Uruguay en un mundial”, afirma. Claro que el club es un negocio.
“Las ideas y los sueños tienen que tener pie en la realidad. Por más que a mí me encante el fútbol no hubiera comprado un club si no pensaba que era un proyecto sustentable. Fue una oportunidad muy interesante, un gran club histórico (ndlr: se fundó en 1879) en muchas dificultades. Pudimos poner en funcionamiento una nueva manera de administrar el club” y mejorar resultados, explica con pragmatismo. Esa misma visión es la que, argumenta, espera aportar a la política del lugar que dejó cuando era un niño.
“Manejar una empresa no es lo mismo que un país. Estoy convencido de que es algo totalmente distinto. Un país es mucho más que una empresa. (...) Quizá (rescate) de lo empresarial la idea de que los resultados son importantes” , dice insistiendo sobre su visión moderna de la gestión para contrarrestar su nula experiencia en política.
Sartori aún no ha presentado un programa de gobierno. Deberá competir por la candidatura de un partido al que se afilió recientemente. De propuestas concretas habla poco. Se limita a dar su diagnóstico de lo que, considera, es un país en fase de estancamiento. “Los jóvenes me dicen que no consiguen empleo, que están pensando en irse al exterior. Los empresarios me dicen que están achicando, es algo que está pasando en Uruguay”, remarca. Uruguay enfrenta un deterioro del mercado de trabajo, en particular en sectores tradicionales de fuerte generación de mano de obra, como el lechero.
El desempleo llega a 8,6%, la inflación es de 8,05%, por encima del techo del rango meta oficial (7%), y el déficit fiscal está clavado en 4% del PIB con el FMI recomendando reducir el gasto para tratar de encaminarlo hacia un lejano 2,5%. Sartori sostiene que en Uruguay la vida se ha vuelto muy cara y una extendida clase media “llega justito a fin de mes”, producto de “ineficiencias” en la administración pública. “Tenemos el combustible más caro del mundo. ¿Y por qué? Porque una empresa estatal lo vende a precios ridículos, absurdos, y además después pierde plata. ¿Cómo no va a estar desmotivado un empresario del agro que paga un precio muy alto para poder emprender y después el dinero termina de esa manera?”, inquirió.
“Gran parte del trabajo que hay que hacer es devolverles a los uruguayos la motivación de hacer cosas aquí” , afirmó. Su idea central: crear empleo a través de inversiones.
Su empresa en Uruguay, UAG, tiene miles de hectáreas en explotaciones agrícolas de las que se está desprendiendo para cancelar pasivos. Invirtió en una de las primeras empresas productoras de cannabis en el país que regularizó en 2013 -bajo el gobierno de José Mujica- el mercado de la marihuana y permitió la venta de la droga legal en farmacias.
El empresario considera que Uruguay debe seguir apostando a legislaciones “vanguardistas” que abran la puerta a emprendimientos de alta tecnología. Sobre el Mercosur, que se reunió en Montevideo lunes y martes, opina que puede mejorarse.
Considera que Uruguay se alineó comercialmente “menos por interés comercial del país y más por ideología” durante las administraciones del Frente Amplio (izquierda) , desde 2005. Y cree que el gobierno actual de Tabaré Vázquez comete un error al mostrarse próximo a la Venezuela de Nicolás Maduro, “un país donde la gente está sufriendo mucho (y) hay un sistema político que no tiene legitimidad” .
Sobre su suegro, acusado en Mónaco en el marco de un caso de presunto fraude, se limita a contestar que es el abuelo de sus hijos. Uruguay celebrará elecciones presidenciales en 2019. Sartori es el más joven de los precandidatos.