El joven, identificado como Ahmed Mahmud Yusef, se roció con gasolina antes de prenderse fuego en el barrio popular de Barbur, en el oeste de la capital.
Yusef, que sufrió quemaduras de tercer grado, fue transportado al hospital de Yeitenu, donde ha ingresado en la unidad de cuidados intensivos para recibir tratamiento.
Según los medios libaneses, el sirio tenía problemas financieros y varias deudas que no podía saldar.
En la actualidad, el Líbano acoge a más de 445.000 sirios que han huido de la violencia en su país, según datos de la ONU.
Este tipo de gestos se ha repetido con frecuencia en los últimos años en el mundo árabe siguiendo el ejemplo del joven tunecino Mohamed Bouazizi, cuya muerte instigó las protestas que acabaron con el régimen de Zine el Abidine Ben Alí.
Bouazizi, un joven de 26 años con estudios superiores pero en paro, se inmoló el 16 de diciembre de 2010 después de que policías locales le confiscaran los frutos y las legumbres que vendía en la calle bajo el pretexto de que no disponía del permiso correspondiente.
En el Líbano, uno de los últimos sucesos de esta clase ocurrió en febrero pasado, cuando una libanesa, de 38 años, murió al inmolarse en su casa en la ciudad de Tiro, en el sur del Líbano, por motivos desconocidos.