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En un encendido discurso ante seguidores, el mandatario advirtió que no “se someterá al chantaje” de sus adversarios, tras calificar la protesta de “fracaso”. “No es arrogancia, no es falta de oídos, pero someterse a esa prepotencia sería la peor de las claudicaciones”, sostuvo.
Las fuerzas indígenas y sindicales que convocaron a una huelga contra el presidente y la enmienda constitucional que le permitiría ser reelegido en 2017, marcharon desde temprano en varios puntos del país.
Al final del día, manifestantes se enfrentaron a puños y a palos con la policía cuando intentaron romper un cerco en dirección a la sede de gobierno, en el corazón histórico de Quito y en cuyos alrededores se concentraron cientos de seguidores de Correa.
La policía lanzó gases lacrimógenos, hubo forcejeos y detenidos, según observó un equipo de la AFP.
No obstante el llamado a la huelga, los servicios de transporte, educación, salud y justicia se prestaron con regularidad en las principales ciudades, aunque muchas personas se abstuvieron de salir o interrumpieron sus actividades a causa de las movilizaciones.
En seis de las 24 provincias los indígenas bloquearon carreteras con neumáticos en llamas y árboles talados.
El Ministerio del Interior informó que 12 uniformados resultaron heridos durante el despeje de las vías, principalmente.
Por su parte, Jorge Herrera, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), dijo a la AFP que 11 opositores fueron detenidos. Las autoridades no han confirmado esta versión.
Quito fue el epicentro de la jornada de protesta, la más intensa que ha enfrentado el gobierno desde la rebelión policial de septiembre de 2010 que dejó diez muertos, y que fue considerada por Correa como un intento de golpe de Estado.
La policía calculó que solo en Quito unas 20.000 personas estuvieron en las calles.
En Guayaquil también hubo movilizaciones, quema de neumáticos y proclamas encendidas contra el gobierno al grito de “¡Fuera, Correa, fuera!”.
El llamado a huelga de la oposición se tradujo en un nuevo pulso en torno a Correa, en el poder desde 2007.
“Hoy se juntaron todos los posibles, y no han logrado absolutamente nada, nuevamente han fracasado, y seguirán fracasando porque no tienen el apoyo popular, la legalidad, la legitimidad” , sostuvo desafiante el mandatario.
Los indígenas opositores, centenares de los cuales acamparon en un parque de Quito tras realizar un recorrido de 800 km a pie y en auto desde el sur del país, advirtieron que seguirán protestando hasta que el mandatario rectifique su estrategia.
“Convocamos al pueblo ecuatoriano en base a esta unidad a radicalizar esta lucha, esta medida de hecho”, dijo Herrera.
Los reclamos contra el gobierno son de toda índole, pero confluyen principalmente en la exigencia de que se retire un paquete de enmiendas constitucionales que debe ser aprobado en diciembre por el Congreso de mayoría oficialista.
Entre las enmiendas está una que permitiría a Correa presentarse a un nuevo mandato de cuatro años en las elecciones de 2017.
“Nos hemos declarado en levantamiento, para nosotros Correa está caído, ya no nos representa” , dijo temprano a la prensa Carlos Pérez, un dirigente indígena de la sierra que habría sido detenido por la policía en la noche.
Pérez agregó que sólo dejarán de protestar cuando Correa archive las enmiendas. “No queremos reelección indefinida, porque vamos a caer en la dictadura”, enfatizó.
Acosado por protestas que estallaron el 8 de junio, Correa encaró las fuertes protestas en medio de la desaceleración de la economía por la caída de los precios del petróleo y la apreciación del dólar - la moneda que circula en Ecuador-, y cuyo alto precio le quita competitividad a los productos ecuatorianos.
Con una popularidad que ronda el 50%, Correa todavía no ha decidido si se presentará a un nuevo mandato, pero ha denunciado que el movimiento de protesta busca sacarlo del poder antes de 2017.
Además del rechazo a las enmiendas constitucionales, grupos empresariales, de clase alta y media protestan contra las políticas e iniciativas de corte socialista de Correa, con las que, según el mandatario, pretende reducir la desigualdad mediante, por ejemplo, el alza de los impuestos a las herencias y a la plusvalía.
La Conaie también rechaza leyes o iniciativas de ley que le han restado poder a los indígenas en la administración del agua, la tierra y la educación en sus territorios.
Desde Caracas, el gobierno del presidente Nicolás Maduro convocó a un ’tuitazo’ mundial para mostrar el respaldo a Correa.