El Ejecutivo ha dado esta orden para reforzar la preparación del país tras los constantes lanzamientos de misiles por Pyongyang, aunque a diferencia de ocasiones anteriores en que se activaron los sistemas de interceptación, en este caso no se han detectado indicios de una nueva prueba inminente de este tipo.
Las autoridades niponas han tomado esta medida “ ante la creciente dificultad de detectar con antelación los signos de nuevos lanzamientos ” del régimen norcoreano, según dijeron fuentes gubernamentales a la cadena estatal NHK.
El Ejecutivo ha ordenado el despliegue del sistema antimisiles tierra-aire Patriot Advanced Capability-3 (PAC-3) en las instalaciones del Ministerio, el centro de Tokio, además de sus destructores equipados con el sistema Aegis.
Japón tiene previsto mantener el nivel máximo de preparación “hasta que se considere que la amenaza ha desistido”, según las antes citadas fuentes.
Desde comienzos de año, Corea del Norte ha realizado numerosos lanzamientos de misiles de largo, medio y corto alcance.
El de mayor relieve lo efectuó el pasado 7 de febrero, cuando lanzó un satélite a bordo de un cohete espacial (algo que la comunidad internacional consideró el lanzamiento encubierto de un misil balístico intercontinental) que sobrevoló puntos cercanos al archipiélago nipón.
Además, el pasado 5 de agosto Corea del Norte disparó dos misiles de medio alcance, uno de los cuales cayó a 250 kilómetros de la costa nipona y en aguas de la zona económica especial (ZEE) o mar territorial de Japón.
El primer impacto en 18 años de un proyectil norcoreano en aguas de la ZEE de Japón generó fuertes protestas de Tokio, al plantear una nueva amenaza a la seguridad de sus actividades marítima y aeronáutica.
Algunos de los ensayos realizados por Pyongyang en los últimos meses se realizaron desde plataformas de lanzamiento móvil (TEL), que en caso de ser desarrolladas con éxito, ampliarían sus capacidades de ataque al dificultar la detección de los proyectiles.