Con esta decisión, se espera que los reactores Sendai 1 y 2, en el sur del país, estén de nuevo en servicio a comienzos de 2015.
El gobernador de la prefectura, que tenía la última palabra, aprobó la reactivación gracias a las garantías ofrecidas por la empresa operadora, Kyushu Electric Power, y por el gobierno, que está dispuesto a que vuelvan a la actividad todas las instalaciones consideradas seguras. Actualmente, todos los reactores de Japón (48 sin contar los seis dañados de Fukushima) están parados.
“Atendiendo a los diversos factores en su conjunto, he considerado que la reactivación de las unidades 1 y 2 de Sendai era ineludible”, declaro el gobernador, Yuichiro Ito, en una conferencia de prensa.
La reapertura de estos dos reactores depende de la luz verde del gobierno conservador de Shinzo Abe, que se da por hecha.
El ministro de Industria, Yoichi Miyazawa, se felicitó rápidamente de esta decisión. El funcionario había visitado la zona al comienzo de esta semana, para convencer al gobernador y otros cargos locales de que el Estado actuaría raudo en caso de que ocurriera algo.
A mitad de septiembre, la autoridad japonesa de regulación nuclear (NRA) validó por primera vez la seguridad de los reactores Sendai 1 y 2, dando así su visto bueno técnico a su puesta en servicio.
Los procedimientos de certificación son más laboriosos y exigentes desde que entró en vigor en julio de 2013 una nueva normativa sobre riesgos de catástrofe natural y accidente crítico, tras el desastre de Fukushima causado por un tsunami en marzo de 2011. En el caso de Sendai, el regulador ha necesitado casi 14 meses para pasar en revista los dos reactores y certificar su seguridad.
Los ecologistas por su lado denunciaron por adelantado la decisión de la prefectura de Kagoshima.
En septiembre, unas 16.000 personas se manifestaron en Tokio contra la reactivación de reactores nucleares. Según los sondeos, la mayoría de la gente se opone a ello. Ante esta oposición, el gobierno conservador y los círculos empresariales favorables a la energía nuclear hacen valer que la economía de Japón está pagando cara su dependencia energética con el cierre de los reactores.
Y destacan que el país, que antes tenía excedente comercial, tiene ahora un enorme déficit que se debe en buena medida a la factura de los hidrocarburos importados.
El gobierno y esos empresarios argumentan también que a Japón no le falta electricidad gracias a la reactivación de centrales térmicas, para compensar la falta de energía atómica, y añaden que el parque térmico está contaminando más con sus emisiones masivas de CO2.