AMMÁN. En Jerusalén se entrevistó con el primer ministro Benjamin Netanyahu, quien se niega a resignarse al acuerdo histórico firmado el 14 de julio, según el cual Teherán aceptó reducir su capacidad nuclear a cambio de un levantamiento progresivo, aunque reversible, de las sanciones internacionales
Los dos responsables se saludaron con un largo apretón de manos antes de comenzar las conversaciones, sin hacer ninguna declaración.
A su llegada a Jordania, Carter sí hizo declaraciones y subrayó que Estados Unidos e Israel “tienen un compromiso para contrarrestar la influencia perniciosa de Irán en la región”.
Sin embargo, admitió que Netanyahu “dijo claramente que está en desacuerdo con nosotros respecto al acuerdo sobre el nuclear iraní. Pero los amigos pueden estar en desacuerdo”, sentenció.
El miércoles tiene previsto trasladarse a Arabia Saudita, punto final de su gira.
“Vamos a continuar trabajando con Israel y los otros socios en la región para contrarrestar el peligro proveniente de Irán, como lo hacemos contra la organización Estado Islámico (EI)”, añadió delante de militares de los seis países que integran la coalición antiyihadista.
“Este enemigo (el EI) debe ser derrotado. Esto se logrará porque los bárbaros siempre han sido derrotados por la civilización”, aseguró, dirigiéndose a un grupo de mecánicos al pie de un avión de combate estadounidense F-16.
Netanyahu y una aplastante mayoría de los responsables de todo el espectro político israelí condenaron el acuerdo, debido a que sus cláusulas no son, según ellos, lo suficientemente estrictas como para impedir que Irán se dote de la bomba atómica y la utilice contra Israel.
Teherán, que no reconoce la existencia de Israel y cuyos dirigentes llaman frecuentemente a su destrucción, siempre ha negado perseguir la obtención del arma atómica.
Para intentar serenar a su aliado, Carter dijo el lunes que Estados Unidos estaba dispuesto a reforzar su cooperación militar con Israel, citando especialmente la defensa antimisiles o la seguridad informática, durante un encuentro con su homólogo israelí, Moshé Yaalon.
También aseguró que Israel, considerada la única potencia nuclear de la región, sigue siendo “la piedra angular” de la política norteamericana en Oriente Medio.
Pese a ello, Israel no tiene intención de empezar a negociar compensaciones estadounidenses en forma de una mayor ayuda militar: sus esfuerzos siguen concentrándose en hacer fracasar el acuerdo o al menos debilitarlo, según los especialistas.
“Israel no puede decirlo tan claramente, pero no pueden cooperar en lo relativo a las compensaciones antes del voto del acuerdo nuclear en el Congreso estadounidense”, consideró Eytan Gilboa, profesor de Ciencias Políticas en la universidad de Bar-Ilan, cerca de Tel Aviv, y especialista en relaciones israelo-americanas.
El Congreso estadounidense tiene 60 días a partir del lunes para pronunciarse y Benjamin Netanyahu, que cuenta con numerosos aliados entre los republicanos, ha multiplicado los llamamientos para que estos últimos rechacen el pacto, incluso con varias entrevistas concedidas a televisiones norteamericanas.
La viceministra irsaelí de Relaciones Exteriores, Tzipi Hotovely, repitió el martes que Israel no se resigna al acuerdo, un día después de la aprobación del mismo por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, cuyos miembros permanentes (Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido), junto a Alemania, firmaron el pacto con Irán la semana pasada en Viena.
“Este acuerdo es malo y vamos a seguir luchando para cambiar las cosas”, declaró Hotovely ante la comisión parlamentaria de Relaciones Exteriores y Defensa.
“No debemos pensar que nuestro combate es inútil, debemos seguir influenciando a los norteamericanos y evitar el levantamiento de las sanciones”, agregó.
“A día de hoy Israel quiere que el Congreso vote contra el acuerdo o contra numerosas cláusulas del acuerdo (...) Pero es probable que el acuerdo sea aprobado y en ese momento comenzarán las discusiones sobre todo tipo de compensaciones”, señaló Eytan Gilboa.
Actualmente, Estados Unidos suministra a Israel anualmente unos 3.000 millones de ayuda militar, sin contar la financiación de otros proyectos, como el sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro.
La firma del acuerdo con Irán obligará a Washington a aumentar su apoyo militar a Israel, pero también a sus aliados árabes de la región, consideró Gilboa.