Este referéndum es celebrado el mismo día que la elección presidencial, un cargo honorífico en Irlanda. Los colegios electorales cerrarán a las 22h00 (21h00 GMT) y el anuncio de los resultados tendrá lugar el sábado por la noche o el domingo por la mañana.
La blasfemia está prohibida a través del artículo 40.6.1 de la Constitución irlandesa y sancionado con una multa de 25.000 euros. Durante los últimos años, la justicia irlandesa prácticamente no ha aplicado este delito, considerado obsoleto.
Las últimas persecuciones por blasfemia datan de 1855, antes de la independencia del país a principios del siglo XX. Entonces, un cura fue juzgado y absuelto tras reconocer que había quemado una biblia por accidente.
La blasfemia volvió a ser un tema de actualidad en 2015 cuando el actor y director británico Stephen Fry calificó a Dios de “estúpido” por haber creado un mundo lleno “de injusticias” durante un programa en la televisión irlandesa.
Entonces, la justicia inició una investigación pero no procesó a Fry. La mayoría de los irlandeses ya votaron en mayo a favor de la liberalización del aborto, en un referéndum en que el sí se impuso con 66% de los votos.
Una decisión que representó un cambio significativo en esta república católica de 4,7 millones de habitantes, que en 2015 legalizó el matrimonio homosexual.
Aunque se desconoce la fecha exacta, está previsto otro referéndum en Irlanda para decidir sobre la derogación del artículo 41.2.1 de la Constitución que estipula que el lugar preferencial de la mujer es el hogar.
El referéndum sobre el delito de blasfemia coincide con la elección del presidente, cuyo mandato es de siete años. En estos comicios, compiten el presidente saliente Michael D. Higgins (gran favorito), la senadora Joan Freeman, la eurodiputada Liadh Ni Riada (Sinn Féin) y tres empresarios: Sean Gallagher, Gavin Duffy y Peter Casey.