En un artículo de opinión publicado en el diario iraní en lengua inglesa Iran Daily, el ministro expresó su visión sobre la inseguridad regional, el surgimiento de grupos como Estado Islámico y las crisis de Irak y Siria, en las que apuntó sin mencionarlos directamente a los reyes y emires de los países árabes, impulsores de doctrinas religiosas “distorsionadas” solo con el fin de defender posiciones políticas “a corto plazo”.
Zarif, que se encuentra embarcado en una gira regional que lo llevará por el Líbano, Siria, Pakistán y Rusia, denunció que las doctrinas salafistas - la interpretación del islám que domina en Arabia Saudí y que es impulsada por los reyes de aquél país- son las que explican la ideología de los grupos terroristas que dominan la región.
“En los últimos doscientos años, un pequeño grupo de demagogos con un pasado sospechoso y con el pretexto de reformar la religión comenzaron a ofrecer una distorsionada imagen del islám, con objetivos políticos a corto plazo (...).Éstos tomaron un visión radical contra los que no aceptan su visión (...)”, explicó Zarif.
Así, el problema surge “cuando algunos individuos con riqueza y poder tomaron la tarea de expandir estas interpretaciones ignorantes e imponerlas a gentes de naciones más pobres con dinero y propaganda”, añadió.
“Esa es una seria amenaza, que ha generado caos en Irak y Siria y lanza su perversa sombra sobre todos los rincones de la región. Es un extremismo extendido, y sus practicantes ya han mostrado que dañinos impactos pueden tener el a geopolítica del mundo”, insistió.
El ministro subrayó además que las intervenciones militares en la región en la última década realizadas por Occidente, han creado un “ terreno fértil ” para estos “ demagogos ” , entre los que siempre impera “ el más radical ” .
“Los extremistas encontraron oportunidades en la crisis siria y con el apoyo de individuos, círculos y gobiernos de la región inventaron una causa falsa y se convirtieron en los monstruos que son hoy, incluso amenazando a sus amos y señores”, añadió.
Irán, donde domina la interpretación chiíta del islám, compite con Arabia Saudí, la mayor potencia suní, por influencia regional.
Desde el inicio de los conflictos en Siria e Irak, Teherán y Riad apoyaron a bandos opuestos, al igual que ocurre en Yemen.