Según un informe de la ONG, las autoridades iraníes quieren que los afganos defiendan los lugares sagrados para los chiíes en Siria y les han ofrecido incentivos financieros y un permiso legal de residencia en Irán para animarles a alistarse en las milicias progubernamentales que operan en el territorio sirio.
No obstante, algunos afganos han informado de que han sido coaccionados para enrolarse en esos grupos armados.
HRW ha entrevistado a una veintena de afganos que vivieron en suelo iraní: Algunos dijeron que ellos o parientes suyos habían sido forzados a combatir en Siria, y que más tarde o bien huyeron y alcanzaron Grecia, o fueron deportados a Afganistán por negarse a hacerlo.
El director de Emergencias de HRW, Peter Bouckaert, apuntó en la nota que "Irán no solo ha ofrecido a refugiados e inmigrantes afganos incentivos para luchar en Siria, sino que también ha amenazado con deportarlos a Afganistán si no lo hacían". El responsable humanitario destacó que ante esta elección muchos optaron por escapar a Europa desde Irán.
Según datos de HRW, Irán acoge a unos 3 millones de afganos, muchos de los cuales han huido del conflicto armado en su país.
Tan solo 950.000 están reconocidos legalmente como refugiados en Irán, cuyo Gobierno ha excluido al resto del proceso para obtener estatus de refugiado, con lo que muchos están indocumentados o con visados temporales.
Las autoridades de la República Islámica alegan que miles de afganos se han ofrecido voluntarios para unirse a milicias en el territorio sirio, pero HRW advirtió de que su vulnerable situación legal en Irán y el miedo a ser deportados podría contribuir a su decisión.
El testimonio de los afganos que han viajado a Siria revela que los nacionales de este país están organizados y comandados por oficiales militares iraníes y suelen luchar en distintas partes del país árabe, como Damasco, Alepo, Homs, Deir al Zur, Hama, Latakia y en áreas limítrofes con los Altos del Golán, ocupados por Israel.
Aseguraron que sus comandantes iraníes les forzaron a desarrollar operaciones peligrosas como avanzar hacia posiciones del grupo terrorista Estado Islámico (EI) pertrechados solo con armas automáticas ligeras y sin el respaldo de la artillería. En algunos casos, los oficiales iraníes amenazaron con dispararles si no obedecían sus órdenes.