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Es la cifra más alta de militantes ejecutados en un día por el Gobierno iraquí desde que combatientes de Estado Islámico se hicieron con el control de vastas partes del norte y el oeste del país en 2014. Las ejecuciones fueron realizadas en una prisión en Nasiriya, una ciudad del sur de Irak, aseguró la televisión estatal citando al Ministerio de Justicia.
Hace dos años fueron asesinados unos 1.700 soldados tras huir de Camp Speicher, una antigua base militar estadounidense al norte de Tikrit, ciudad natal de Saddam Hussein, después de que fue atacada por Estado Islámico, el grupo suní de línea ultrarradical. El Gobierno está siendo objeto de una presión creciente de políticos locales chiíes para que ejecute a militantes sentenciados a muerte tras un gran atentado contra una calle comercial de Bagdad que dejó al menos 324 muertos el 3 de julio.
En el ataque, reivindicado por Estado Islámico, un camión bomba explotó en el distrito de Karrada, provocando la mayor matanza desde la invasión liderada por Estados Unidos que llevó al derrocamiento de Saddam Hussein en 2003. El Ministerio de Justicia anunció días después que se habían hecho efectivas 45 sentencias de muerte desde inicios de año. Naciones Unidas dijo el 1 de agosto que los esfuerzos de Irak para acelerar la ejecución de militantes podría resultar en la muerte de personas inocentes.
Se estima que hay 1.200 personas esperando para ser ejecutadas en Irak, incluidas posiblemente cientos que agotaron sus apelaciones, indicó el comunicado de la ONU. "Ante la debilidad del sistema judicial iraquí y el actual ambiente en Irak, estoy muy preocupado de que gente inocente haya sido o siga siendo condenada y ejecutada, provocando errores graves e irreversibles en la justicia", señaló el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al-Hussein, en el comunicado.