El suceso ocurrió el sábado pasado, cuando, según informaron medios locales, la menor abrió la puerta del ascensor, desde el noveno piso, y cayó al vacío. La joven era esperada por sus padres en la planta baja del edificio y, al darse cuenta de lo ocurrido, se comunicaron con la Policía.
Al llegar al lugar, los agentes encontraron el cuerpo de la adolescente en el techo del ascensor, y se constató que murió en el acto por el impacto.
El caso, que se está investigando como “muerte dudosa”, está centrado en dilucidar las circunstancias de por qué la chica pudo abrir la puerta del ascensor, que por seguridad debe permanecer bloqueada cuando el ascensor no está en la planta. “Con profundo pesar, informamos a nuestra comunidad el fallecimiento de Zoe Ulrich, estudiante de 3º 12º. Acompañamos a los familiares en tan doloroso momento. En señal de duelo, el Colegio suspende sus actividades académicas y administrativas del día lunes 29/10” , escribió en Twitter el Colegio Nacional de Buenos Aires, donde estudiaba la menor.
La muerte de la adolescente ha reavivado la polémica por los controles de los ascensores en la ciudad, mientras el Gobierno capitalino avanza en un plan para bajar los gastos comunes en los edificios, conocidos como expensas.
Entre las medidas previstas para poner en marcha está una relacionada con los elevadores que ya ha sido fuertemente criticada, especialmente tras lo ocurrido el fin de semana. “Los controles de ascensores son obligatorios una vez por mes, sin distinciones de antigüedad o uso intensivo. El Plan para bajar las expensas mantendrá la obligatoriedad de los controles pero su periodicidad se establecerá según la antigüedad y el uso, mediante un informe técnico”, explica el plan.