Los ataques fueron perpetrados por hombres armados en tres poblaciones del estado de Michoacán (oeste) y dos de Guanajuato (centro), en una zona que se disputan el cartel de La Familia y su grupo disidente Los Caballeros Templarios.
“No hay todavía mayores elementos en la investigación, pero la posibilidad de que (los autores) sean grupos del crimen organizado es alta, pues se trató de una acción coordinada”, señaló a periodistas en la ciudad de Morelia (oeste) una fuente de la fiscalía del estado de Michoacán, que pidió el anonimato.
La empresa, por su parte, emitió en Ciudad de México un comunicado en el que señaló que no hubo víctimas.
“Dichos ataques causaron daños aún no cuantificados a las instalaciones físicas, los vehículos de la fuerza de ventas y al producto destinado al abasto de la zona, sin que se registraran heridos o pérdidas humanas”, señaló.
El diario Reforma informó de que una de las hipótesis que investigan las autoridades es una posible represalia contra la compañía por permitir que el Ejército usara sus vehículos para tareas de inteligencia.
Pero la firma, que comercializa alimentos empaquetados como papas fritas, se deslindó de esas acusaciones.
“Reiteramos que, en línea con nuestro código de conducta, todas nuestras operaciones se realizan en el marco de la normatividad vigente y todas nuestras unidades e instalaciones están dedicadas por completo a llevar a nuestros clientes y consumidores nuestros productos”, agregó en el comunicado.
Los ataques, ocurridos en su mayoría entre la noche del viernes y el sábado, afectaron a los centros de distribución en las ciudades de Apatizingán, Lázaro Cárdenas y Uruapan (Michoacán), además de Salvatierra y Celaya (Guanajuato).