Están previstas 12 jornadas de audiencias, entre el 8 y 25 de abril, para intentar entender cómo murió Kim Wall, la periodista independiente que abordó el submarino Nautilus el 10 de agosto de 2017 con su enigmático creador Peter Madsen, a quien deseaba entrevistar por su invento artesanal.
La personalidad del supuesto asesino y de la víctima, la escena del crimen, los detalles del lugar del drama, que evocan a una oscura serie de televisión policial escandinava Bron/Broen, conmocionaron al mundo cuando se dieron a conocer los detalles ocurridos en las profundidades de las gélidas aguas del norte de Europa.
Según el acta de acusación, al interior del Nautilus, el inventor danés maltrató múltiples veces a la joven antes de matarla y descuartizar su cuerpo para tirar sus pedazos al agua. El torso, la cabeza, los brazos y las piernas fueron encontrados uno tras otro en la bahía de Køge, cerca de Copenhague, que separa Dinamarca de Suecia. La investigación que empezó tras el anuncio de la desaparición de la periodista en agosto, terminó en enero. Se logró incluso el hallazgo de los teléfonos celulares de la víctima y del acusado.
Aunque Madsen afirmó que Kim Wall murió a bordo por accidente, ni sus explicaciones contradictorias ni la autopsia permitieron determinar la causa del fallecimiento ¿Cómo y por qué? Es todo lo que este juicio quiere responder.
Los investigadores tienen la certeza que Madsen actuó con premeditación y alevosía, por eso llevó a bordo del submarino una sierra, un cuchillo, destornilladores afilados y correas. La autopsia reveló 14 lesiones internas y externas en el sexo de la víctima, provocadas con un objeto punzante e infligido cuando la periodista todavía estaba viva.
La acusación afirma que Madsen mató a Kim Wall con el fin de satisfacer un fantasma sexual, una versión que él niega. No obstante, hasta ahora no hay ninguna causa clara del crimen y la abogada del acusado, Betina Hald Engmark, prácticamente no da declaraciones. Autor y testigo único de los hechos, sólo Madsen puede responder a las preguntas que se hacen los familiares y amigos de Kim Wall.
“Un hombre creativo excéntrico, antisistema, que construyó su propio submarino y sus cohetes, y que resultó tener un lado completamente oscuro”, comentó a la AFP Frank Hvilsom, que cubre temas criminales para el diario de referencia Politiken.
Conocido en Dinamarca como “Racket Madsen”, un ingeniero autodidacta obsesionado por el mar y el espacio, Peter Madsen no sabía lo que eran los obstáculos cuando se empeñaba en algo. Aquellos que lo conocieron lo describieron como un hombre autoritario, imprevisible, capaz de arrebatos de una violencia insospechada.
“El hilo conductor de su visa son los conflictos. Le cuesta ponerse de acuerdo con otros, tiene grandes ambiciones y quiere hacer todo a su manera” , resumió su biógrafo, Thomas Djursing. Se peleó con la mayoría de sus socios, justificando su independencia: “Yo soy un emprendedor autodidacta, es la fuerza de la dictadura”.
En 2008, sumergió el UC3 Nautilus -bautizado así por el sumergible imaginario de Julio Verne- considerado entonces uno de los submarinos privados más grande del mundo. En paralelo, continuó con sus ambiciones espaciales y logró en junio de 2011 lanzar un cohete desde una plataforma flotante en la isla de Bornholm, en el mar Báltico.
Por su lado Kim Wall, era una periodista brillante que viajó detrás de sus historias a todos los continentes y colaboró con los diarios The Guardian y el New York Times. Le fascinaban los personajes atípicos y con ese objetivo deseaba escribir una semblanza de Madsen, de 47 años.