El diario, que tuvo acceso a documentos judiciales que lo acreditan, afirma que el supuesto informante explotó la vulnerabilidad de un software de uno de los servidores de internet más utilizados, y extrajo grandes cantidades de datos de los Gobiernos de varios países para después transferirlos al FBI.
Los archivos de la Corte, que hasta ahora habían permanecido en secreto, no indican si el Buró Federal de Investigaciones (FBI) había ordenado los ciberataques para reunir la información o si el hacker les envió los datos por iniciativa propia.
Los ataques fueron coordinados por Héctor Xavier Monsegur, alias “Sabu”, quien previamente había sido un destacado miembro de la organización Anonymous, participando en una serie de ataques contra objetivos de alto perfil, como PayPal y MasterCard.
A principios de 2012, Monsegur fue arrestado por el FBI y pasó a colaborar con la Agencia para identificar a otros miembros de Anonymous, según los documentos de la corte.
Uno de ellos era Jeremy Hammond, que junto a Monsegur trabajó para sabotear los servidores de Stratfor Global Intelligence, una firma privada de inteligencia con sede en Austin (Texas).
Tras lograr entrar en los archivos de la compañía de inteligencia, Monsegur comenzó a suministrar a Hammond listas de sitios web extranjeros que podrían ser vulnerables a sabotajes.
“Después de Stratfor, todos estaba bastante fuera de control en términos de los objetivos a los que teníamos acceso”, dijo Hammond durante una entrevista este mes en una prisión federal en Kentucky, donde cumple una condena de 10 años tras declararse culpable de la operación de Stratfor y otros ataques informáticos.
La capacidad de espionaje internacional de Estados Unidos fue blanco de las críticas el año pasado cuando a través de las revelaciones de Edward Snowden se descubrió que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, en inglés) había estado espiando las comunicaciones de varios líderes internacionales.
El presidente Barack Obama tuvo que enfrentarse entonces a varios desencuentros con otros mandatarios que, según los documentos desclasificados, habían sido objeto de vigilancia.
Más tarde, Obama ordenó poner fin al espionaje a mandatarios de países aliados y reformas a la vigilancia telefónica de la NSA ante el escándalo desatado.