En virtud de la gracia presidencial que le otorga el artículo 17 de la Constitución, el jefe del Estado francés perdonó los 2 años y 4 meses de prisión que aún tenía que cumplir Jacqueline Sauvage, una mujer de 68 años que en 2012 mató a balazos a su marido y que el diciembre pasado fue condenada a una pena de 10 años, parte exenta de cumplimiento.
“ El presidente ha querido, frente a una situación humana excepcional, hacer posible que la señora Sauvage regrese con su familia lo antes posible ” , declaró en un comunicado la oficina de Hollande. La reacción del presidente de Francia se produce dos días después de recibir en el Palacio del Elíseo a las hijas y a la abogada de la reclusa.
El caso de Jacqueline Sauvage, que cuenta con un gran respaldo popular y de numerosas personalidades y políticos, se ha convertido en un símbolo de quienes solicitan que los malos tratos puedan ser considerados como un motivo de legítima defensa, atenuante que no se tuvo en cuenta en su juicio.
Las tres hijas de Sauvage -su único hijo se suicidó el mismo día en que su madre mató a su padre- aseguraron tras el encuentro con el presidente socialista que se habían sentido escuchadas.
“ Nos ha dicho que entiende nuestro caso y que lo estudiará, que necesita tiempo para tomar una decisión ” , afirmó una de ellas ante los medios al término de una reunión de una hora.
Este caso ha despertado una gran movilización en Francia, donde 380.000 personas han firmado a través de internet una petición de indulto, el último recurso que le quedaba a Sauvage.
Entre ellos, la socialista Anne Hidalgo, alcaldesa de París; la conservadora Valérie Pécresse, presidenta de la región, y otras personalidades de diferentes sensibilidades políticas, como la ultraderechista Marine Le Pen.
Hollande sólo había concedido hasta ahora un indulto durante su mandato, una gracia que en campaña se comprometió a no utilizar por considerarla una práctica monárquica heredada del Antiguo Régimen.