Los indios, muchos con sus caras pintadas y tocados con plumas, se instalaron en la Comisión de Constitución y Justicia y exigieron ser recibidos por el presidente de la Cámara baja, Henrique Alves, quien aunque conversó con ellos no pudo convencerlos de desistir de la ocupación.
Alves garantizó que los indios serán invitados a exponer sus quejas y dudas ante el Congreso, a fin de “construir un acuerdo respetuoso” que sea fruto de “amplias consultas” con los sectores y organismos involucrados en la cuestión indígena.
Sin embargo, el numeroso grupo de indios, que el propio Congreso calcula que está integrado por unas 300 personas, se negó a dejar la sala y ha dicho que sólo se retirará una vez que el proyecto de ley sea retirado “definitivamente” de la pauta parlamentaria.
Algunos de los manifestantes abandonaron por un momento el lugar pero para dirigirse al salón del pleno, que tuvo que interrumpir su sesión debido a la protesta de los indios, que luego regresaron a las oficinas de la Comisión de Constitución y Justicia.
El cacique Neguinho, de la tribu truká, dijo a periodistas que si el proyecto no es archivado los indios “permanecerán” en esa sala el tiempo que sea “necesario”.
La indígena Sonia Guajajara afirmó, por su parte, que la ocupación fue decidida en nombre de los “ancestros” de los indios, que son quienes “guían” la “lucha por las reivindicaciones y los derechos de los pueblos indígenas”.
El proyecto que generó las protestas se tramita desde el año 2000 en la Cámara baja y, tras doce años casi archivado, fue desempolvado el año pasado y aprobado ya en varias comisiones.
El punto más polémico del texto propone que la competencia sobre todo lo relacionado a la creación y demarcación de nuevas tierras indígenas, que corresponde en la actualidad al Poder Ejecutivo, pase a la órbita del Parlamento.
Según líderes de diversas tribus, ese cambio restará poder a la Fundación Nacional del Indio (Funai), organismo del Gobierno que es responsable de la atención y cuidado de los pueblos indígenas.