Casi un año después del referéndum ilegal de autodeterminación del 1 de octubre y de la fallida declaración de independencia del 27 de ese mes, los independentistas buscan reagruparse con ocasión de la Diada, la fiesta “nacional” catalana.
Luego de un pico de participación de 1,8 millones de personas el 11 de septiembre de 2014, el año pasado se unió un millón de personas, y para este año la asociación independentista ANC dice tener al menos 460.000 inscritos.
“El mensaje más importante que tenemos que enviar es que liberen a los presos políticos, que no han hecho rebelión (...), aparte de que queremos la independencia”, indicó a la AFP Alex Budoy durante una “Marcha por la libertad” la noche del lunes previa a la Diada, a la que este enfermero de 59 años también asistirá. Alegando sectarismo en la manifestación convocada bajo el lema “Hagamos la República Catalana” , la alcaldesa de Barcelona, la izquierdista Ada Colau, y los socialistas catalanes se ausentarán este año.
Tras un verano de tensión por la proliferación de lazos amarillos en demanda de la liberación de los líderes presos, la Diada marcará el inicio de una continuada “movilización multitudinaria”, prometió el presidente catalán, el independentista Quim Torra. Torra exige a Madrid un referéndum de autodeterminación pactado, sin renunciar a “ninguna vía” para conseguir la independencia de la región nororiental de 7,5 millones de habitantes. “Nuestro gobierno se ha comprometido a hacer efectiva la República. (...) Este es un pueblo que se siente y se quiere libre. Que ha decidido ser soberano de su destino” , señaló Torra en un mensaje la noche del lunes.
Pero tras el fracaso de la vía unilateral practicada por su antecesor, Carles Puigdemont, instalado en Bélgica evadiendo la justicia española, Torra carece de un plan hacia la secesión.
“El independentismo va a salir a la calle y va a demostrar que es la fuerza política organizada mas importante” de Cataluña, pero luego de gastarse “todos los cartuchos” el año pasado, ahora “no hay un mensaje claro” , estimó a la AFP Oriol Bartomeus, politólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Y si regresa a la desobediencia, Madrid volvería a intervenir la autonomía regional, como ya hizo en octubre. En ese momento, el gobierno español conservador cesó al Ejecutivo de Puigdemont y convocó elecciones regionales para diciembre, que ganaron los independentistas, aunque sin mayoría absoluta (47,5%).
Ahora, el nuevo gobierno socialista de Pedro Sánchez, quien llegó al poder el 1 de junio gracias a una moción de censura parlamentaria apoyada por los independentistas catalanes, ha querido rebajar la tensión, iniciando un diálogo con Barcelona y ofreciendo un referendo sobre un estatuto de autonomía que amplíe el autogobierno regional. Pero Torra ya desestimó esa oferta.
Asimismo, los independentistas quieren mostrar unión el martes, ante las fisuras surgidas en sus filas, entre los moderados que apuestan por abandonar la vía unilateral y los radicales. “Si hay algún independentista ingenuo o estúpido que crea que puede imponer la independencia al 50 por ciento de los catalanes que no lo son, es evidente que está absolutamente equivocado”, advirtió la semana pasada el diputado Joan Tardá, de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) , más pragmático frente a su socio en el gobierno catalán, Juntos por Cataluña, de Puigdemont.
Líderes independentistas presos y otros en el extranjero llamaron en una carta conjunta a manifestarse “unidos en la pluralidad” .
Los firmantes son parte de las 25 figuras del separatismo catalán procesadas por el intento de secesión, 13 de ellos acusados de rebelión, un cargo pasible de hasta 25 años de cárcel. Nueve se encuentran en prisión provisional, “presos políticos” según los independentistas.
El tema de la independencia divide a los catalanes: según el último sondeo de un instituto dependiente del gobierno regional catalán en julio, un 46,7% de los catalanes quería la independencia, frente al 44,9% que se opone.