Independentismo catalán vuelve a la calle para acelerar la secesión

BARCELONA. Después de meses de divisiones internas y bloqueo en su intento de separarse de España, el independentismo catalán busca tomar impulso con una gran manifestación el domingo.

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Buscan así acelerar el proceso hacia la proclamación de un Estado independiente.

Con el lema “A punto. Adelante, República Catalana”, los manifestantes quieren presionar a sus dirigentes que un año atrás les prometieron una alianza entre los diferentes partidos para conseguir la secesión en 2017, ahora rota por discrepencias ideológicas.

“Os animo a llenar las calles (...) Tenemos que demostrar que estamos a punto para culminar este proceso que ha de convertir Cataluña en un estado independiente”, dijo en un vídeo el presidente regional Carles Puigdemont, que asistirá a la movilización. Como desde 2012, la movilización se celebrará el 11 de septiembre, la Diada de Cataluña, fecha conmemorativa de la pérdida del autogobierno regional en 1714 al caer Barcelona ante las tropas borbónicas en plena guerra de sucesión española.

Tras las vistosas manifestaciones anteriores, como la gran cadena humana de 400 km de 2013, este año optaron por organizar cinco concentraciones en localidades de la región: Barcelona, Salt (norte), Berga (centro), Lleida (oeste) y Tarragona (sur). Algunos ven en esta dispersión un intento de disimular una probable caída en la participación. El gobierno regional, formado por partidos separatistas de izquierda y derecha, se encuentra en la cuerda floja tras perder en junio el apoyo de la izquierda anticapitalista CUP y quedarse en minoría en el parlamento regional (62 sobre 135 escaños).

El 28 de septiembre se juega el cargo con una moción de confianza y aunque la CUP anunció que le daría de nuevo su apoyo, existen discrepancias sobre cómo ejecutar la separación de España a mediados de 2017.

“Esta Diada servirá para manifestar que la independencia tiene menos apoyos”, aseguró la líder de la oposición, Inés Arrimadas, del partido centrista y antinacionalista Ciudadanos. “Llevamos cinco años de movilizaciones, con cientos de miles de personas en la calle, es un movimiento muy sólido”, replica a la AFP Jordi Cuixart, presidente de la asociación Omnium Cultural, organizador del acto junto a la Asamblea Nacional Catalana (ANC). El número de inscritos en la manifestación supera las 300.000 personas cuando en 2015 alcanzaron las 485.000.

Entonces, la Diada coincidió con el inicio de la campaña para las elecciones regionales del 27 de septiembre, planteadas por el entonces presidente Artur Mas como un sustituto del referéndum de independencia que Madrid no permitió celebrar. Su coalición Juntos por el Sí ganó y con el apoyo de la otra fuerza independentista, la CUP (10 escaños), disponían de mayoría absoluta para emprender su plan de secesión. Pero pronto se evidenciaron las deficiencias de una alianza que aunaba desde conservadores hasta anticapitalistas. El pacto se rompió en junio cuando la CUP se unió a la oposición para tumbar los presupuestos.

“Estos desencuentros han generado momentos de angustia y enfado de la gente. Pero a la hora de la verdad esta gente no fallará”, dice el presidente de la ANC, Jordi Sánchez.

Y la hora de la verdad se acerca. Por ahora, su principal éxito son dos mociones independentistas aprobadas en el parlamento regional, sin efectos prácticos más allá de la probable apertura de un proceso penal contra la presidenta de la cámara, Carme Forcadell.

En 2017 planean culminar la legislatura antes de tiempo para acelerar el proceso, aunque todavía no saben cómo. El plan inicial era celebrar elecciones constituyentes para iniciar la redacción de la constitución catalana y declarar la independencia más tarde, una vez ratificada la constitución en referéndum.

La CUP quiere convocar directamente un referéndum de autodeterminación, una opción complicada pues es ilegal y será difícil movilizar suficientemente a la ciudadanía. Además, hay que contar con la intervención del gobierno y la justicia española. Aunque se encuentra en funciones desde diciembre de 2015, el ejecutivo conservador de Mariano Rajoy no se relaja ante el desafío de los líderes catalanes.

“España está sometida a una amenaza gravísima contra su unidad territorial”, señaló en un comunicado esta semana, animando a su principal rival, el socialista Pedro Sánchez, para que le permita gobernar en minoría.

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