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Una decena de defensores de los animales agitaban pancartas delante de los edificios de las autoridades locales de Yulin, cuando llegó una veintena de hombres que les obligó a salir corriendo.
Este evento, que se organiza cada año coincidiendo con el solsticio de verano en Yulin, en la región meridional de Guangxi, se enfrenta a una creciente oposición de militantes y amigos de los animales, que exigen en vano su prohibición.
“Luchad contra el comercio ilegal de carne de perro”, “castigad el transporte ilegal de perros”, proclamaban las pancartas antes de ser rasgadas por los contramanifestantes.
La protesta tenía como objetivo pedir que se respeten las normas sanitarias y administrativas existentes, a pesar de que no hay ninguna ley en China que prohíba el consumo de carne de perro.
“La mayoría de estos animales son animales de compañía que han sido robados, y la mayoría de los camiones que traen hasta aquí la carne de perro lo hacen violando las leyes, muy explícitas, de China sobre los animales destinados al consumo humano”, declaró Adam Parascandola, encargado de las cuestiones relativas a la crueldad hacia los animales en la Humane Society, una asociación con sede en Washington. “¿Durante cuánto tiempo va a dejar China a las autoridades de Yulin violar la ley de esta manera?”, preguntó en un comunicado.
Cada año se matan hasta 10 millones de perros por su carne en China, de los cuales 10.000 son para el festival de Yulin, según la Humane Society.
Un estudio publicado recientemente por la asociación Animals Asia, con sede en Hong Kong, asegura que la mayoría de estos canes han sido robados o son perros callejeros.
El festival gastronómico de Yulin, durante el que se matan a cientos de perros amontonados en cajas para después cocinarlos, suscita numerosas condenas en China y en el extranjero.
Sus promotores resaltan la tradición cultural ancestral que empuja a muchos chinos, en especial en el sur y el noreste, a consumir carne de perro.
Los que piden su abolición se apoyan, por su parte, en el apego creciente de la población china a los animales de compañía. Así, alrededor de 30 millones de hogares chinos tendrían un perro como mascota.
Según los medios del país, el sábado, una amante de los animales, Yang Xiaoyun, gastó cerca de 1.000 euros (1.135 dólares) en comprar 100 perros y salvarles la vida.
Una petición en la plataforma Change.org que exige el fin del festival, ilustrada con un perro que derrama lágrimas de sangre, consiguió ya más de 3,8 millones de firmas.