La policía del estado de Nueva Gales del Sur abrió una investigación sobre el origen del siniestro que se declaró el sábado por la tarde en el suroeste de la capital australiana, que podría ser de origen criminal.
Las llamas devoraron más de 2.430 hectáreas de bosque y de matorrales y obligaron a evacuar a algunos habitantes, aunque no destruyeron ninguna casa y no dejaron víctimas, según el servicio de lucha contra los incendios.
“Es un milagro absoluto que no se haya perdido ninguna vida y casi ningún bien, gracias a la labor incansable y a la entrega de nuestros servicios de emergencia” , declaró Mark Speakman, el ministro interino de los Servicios de Urgencia de Nueva Gales del Sur.
Las condiciones meteorológicas mejoraron este lunes con una disminución de la fuerza del viento. El otoño austral es especialmente cálido este año y sucede a un verano muy seco, lo cual explica la magnitud del incendio, dijo Shane Fitzsimmons, responsable de los bomberos del estado. Las temperaturas otoñales “sin precedentes” , según Fitzsimmons, alcanzaron los 30ºC.