“Tras el 'brexit', el aprendizaje de lenguas extranjeras va a ser más importante que nunca en el Reino Unido, tanto por cuestiones políticas y económicas como culturales”, indicó Peyró, a punto de cerrar un año donde esa atracción por el español queda de manifiesto en un dato: “Rozaremos una subida del 15 % en matrículas”.
En la feria, la Embajada de España, a través de su Consejería de Educación, y el Instituto Cervantes han compartido espacio para proyectar una “imagen de unidad” de las instituciones españolas ante lo que una organización como el British Council considera su “preocupación actual”.
Se trata de “impulsar” de forma unánime el “aprendizaje de lenguas extranjeras en el Reino Unido” en el contexto del “brexit” (la salida de este país de la Unión Europea), que se materializará en marzo del próximo año.
Con la excepción del español, en efecto, el panorama de las lenguas foráneas en Reino Unido es desalentador. En su informe Language trends de este año, el British Council señala que sólo un 47% de los alumnos de secundaria estudia un idioma extranjero en las aulas de Inglaterra, y que el 34% de los responsables de escuelas públicas de secundaria considera que el “brexit” tendrá un impacto negativo en la motivación de los alumnos y las actitudes de los padres hacia el aprendizaje de idiomas.
En esta situación, mientras el alemán parece casi abocado a la desaparición de los currículos escolares, el español rompe la tendencia general y se coloca a un paso de superar al francés entre las preferencias de los estudiantes.
En el pasado curso, según datos del British Council, el número de alumnos que se examinaron de francés en secundaria cayó hasta los 8.300, 700 menos que en 2015 y 13.000 menos que en 1997. Los alumnos de alemán en el mismo ciclo educativo cayeron a 3.300 (frente a 3.600 en 2015 y 9.000 en 1997).
Mientras, los estudiantes de español, que en 2008 alcanzó al alemán como segunda lengua extranjera más estudiada, duplican ahora a los de alemán y se sitúan en los 7.600. Entre las causas del desinterés por las lenguas en Gran Bretaña y el relativo auge del español en este contexto, Peyró subrayó que “los hablantes de lenguas globales como inglés o español podemos ser más perezosos que otros hablantes” a la hora de aprender un nuevo idioma.
“Sin embargo, está comprobado que un idioma ayuda a los trabajadores a mejorar sus perspectivas, a las empresas a conseguir mayores ingresos y a los Gobiernos a generar mayor igualdad en las sociedades”, abundó.
En cuanto al español, el director del Instituto Cervantes es claro: “atrae porque hay una percepción de que la 'hispanoesfera' es un polo cada vez más importante en lo demográfico, lo económico y lo cultural”.
Para estimular el aprendizaje de idiomas, que tanto preocupa a las autoridades en Reino Unido, Peyró propone “fijarse en el caso del inglés”, una lengua que “ha triunfado no sólo por ser muy útil, sino por estar muy bien enseñada”.
La docencia de inglés en el mundo ha sido, afirmó el director del Instituto Cervantes en Londres, “un sector muy dinámico, además de lucrativo”, y postula reproducir su modelo de docencia y certificación hacia el resto de lenguas. “En todo el mundo se pide el First certificate y tenemos que conseguir algo parecido con el examen oficial de español, los DELE (Diplomas de Español como Lengua Extranjera). Más universidades españolas debieran pedirlo”, concluyó.