Zawahri primero mató a su padre, Samir Zawahri, y su hermano Chris, que fueron hallados después de que las llamas consumieran su casa de Santa Mónica.
Posteriormente, el atacante, pertrechado con protecciones antibalas, un fusil de asalto AR-15 y unas 1.300 balas en varios cargadores, inició un tiroteo en varios lugares de esta ciudad californiana del condado de Los Ángeles.
El sujeto, que causó el pánico en varios cruces de Santa Mónica disparando indiscriminadamente, encontró resistencia policial en el exterior del centro de enseñanza superior Santa Monica College, en cuya biblioteca trató de refugiarse y murió a manos de las fuerzas del orden.
Según fuentes consultadas por la CNN, Zawahri, que el sábado hubiese cumplido 24 años, había sido tratado y hospitalizado por problemas mentales hace algunos años.
Asimismo, las autoridades descartan que el tirador tuviera relación alguna con el terrorismo internacional o doméstico.
Zawahri mató dos personas en el campus del centro de enseñanza: una mujer, de la que no se ha dado a conocer su identidad, que fue tiroteada en el exterior de la biblioteca, y Albert Vázquez, de 68 años, que conducía por el campus junto con su hija de 26 años que se encuentra en estado extremadamente grave.
Otras cinco personas fueron heridas en el tiroteo del que se desconocen aún los motivos y que ha vuelto a resucitar el debate sobre el fácil acceso a las armas de personas con problemas mentales.
Desde diciembre pasado, cuando un joven de 20 años mató a tiros a una veintena de niños en una escuela de primaria de Connecticut, el debate sobre el control de armas, que comenzó como una prioridad, se ha ido enfriando sin que se hayan tomado medidas significativas a nivel federal.