WASHINGTON. Esta declaración autoriza al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y a la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) coordinar todos los esfuerzos de socorro en casos de desastre y destinar fondos federales para afrontar la tragedia.
El propósito de esta medida es salvar vidas y salvaguardar la propiedad privada y la salud pública para así “ minimizar o evitar la amenaza de una catástrofe ” en las islas, señaló la Casa Blanca en un comunicado.
De acuerdo con expertos climatológicos citados por la cadena CNN, el ojo del huracán podría convertirse en un ciclón de tal magnitud que, en caso de tocar tierra, sería el más destructivo de los últimos 26 años.
De acuerdo con las últimas informaciones divulgadas por el Centro de Huracanes del Pacífico Central (CPHC) de EE.UU., el huracán aún se dirige hacia Hawái empujado por vientos que alcanzan una velocidad de 210 kilómetros por hora y, previsiblemente, pasará por la mayoría de las islas del archipiélago.
A pesar de la gravedad de la amenaza en ciernes, el Servicio Meteorológico Nacional ha anunciado a través de las redes sociales que la tormenta, que el martes llegó a la categoría cinco -la máxima en la escala Saffir-Simpson-, se ha degradado en las últimas horas.
Para evitar riesgos, el Pentágono anunció la retirada de su flota desplegada en la zona, aunque aseguró que se mantendría en las proximidades por si fuera requerida su participación en futuras labores de socorro.