“El pueblo de la República Centroafricana tiene que saber que los responsables políticos internacionales están con ellos, en su deseo de poner fin a la violencia”, aseguró el director de HRW para África, Daniel Bekele, en un comunicado.
Mañana está previsto que se reúna, por primera vez en Bangui, el grupo de contacto internacional para la República Centroafricana, integrado por representantes de la ONU, Unión Africana, Unión Europea, Estado Unidos, Francia, República del Congo y Comunidad Económica de los Estados de África Central (CEEAC).
“El grupo de contacto debe aprovechar esta oportunidad para dirigirse directamente a los actores armados y pedirles que respeten el derecho internacional humanitario”, añadió Bekele. Además, reclamó, los representantes internacionales deben instar al Gobierno interino a que coopere plenamente con la Corte Penal Internacional y a que impulse un mecanismo “eficaz, imparcial y equitativo” en el sistema penal del país para que se investiguen y se enjuicien los delitos graves.
“Este es un momento oportuno para que los responsables políticos internacionales digan alto y claro que todos aquellos que asesinan, torturan y violan se tendrán que enfrentar a la justicia”, reclamó Bekele.
La República Centroafricana está inmersa en una crisis desde principios de 2013, cuando arrancaron los enfrentamientos entre los partidarios de los exrebeldes Séléka, de mayoría musulmana, y los “Anti-Balaka”, cristianos. Según documentó HRW, la ola de violencia sectaria ha ido en aumento en las partes centrales y orientales del país en los últimos meses.
La organización denunció que desde junio a septiembre, al menos 146 personas murieron en las ciudades de Bambari, Bakala, Mbres, y Dekoa, una cifra que “solo representa una fracción del total, ya que muchos asesinatos tuvieron lugar en áreas remotas que son difíciles de controlar”.
Además, desde octubre, Bangui se ha convertido en objetivo de los dos grupos enfrentados, por lo que docenas de personas han sido asesinadas en la capital, según HRW.
La coalición Séléka se alzó en armas en el norte del país en diciembre de 2012 al considerar que el entonces presidente, François Bozizé, no había respetado los acuerdos de paz firmados en 2007.
El 24 de marzo de 2013 sus partidarios tomaron Bangui, y su líder, Michel Djotodia, asumió el poder de forma interina tras la huida del derrocado Bozizé. Al final del pasado año, las milicias cristianas “Anti-Balaka” se alzaron contra los partidarios de Séléka, y contra la población musulmana en general, en represalia por los abusos cometidos por los rebeldes durante los meses que estuvieron en el poder.