En la juramentación de su segundo mandato como presidente de EE.UU., Obama apostó por “una manera mejor de recibir a los inmigrantes esforzados y esperanzados” y se arropó de tres prominentes figuras latinas, la juez del Tribunal Supremo Sonia Sotomayor, el poeta Richard Blanco y el reverendo Luis León, que bendijo el acto en español.
“Creo que fue una de las ceremonias más importantes del proceso democrático de este país”, aseguró a Efe la responsable de temas migratorios del Consejo Nacional La Raza (NCLR) , Clarissa Martínez de Castro, quien entendió el pronunciamiento de Obama como “una señal de lo que se avecina”.
La directora de la conservadora Red de Liderazgo Hispano (Hispanic Leadership Network, HLN) , Jennifer Sevilla Korn, también aplaudió la visibilidad de los latinos en un foro público tan relevante, aunque exigió que Obama pasara de las palabras a los hechos.
“Necesitamos acciones, no solo discursos”, dijo Korn.
La reforma migratoria es una deuda pendiente con la comunidad latina que arrastra Obama desde que fuera elegido presidente por primera vez en 2008.
En 2012, en precampaña electoral, el líder demócrata apuntó que si resultaba reelegido intentaría impulsar en 2013 los cambios legislativos oportunos para allanar el camino de los inmigrantes hacia su plena integración en EE.UU.
Sin embargo, Obama se encontrará ante un Congreso igualmente dividido, tal y como le ocurrió en su primer mandato, que exige una política de pactos entre demócratas y republicanos para que se apruebe la reforma migratoria.
“Aún tenemos que ver una verdadera solución de amplia base y bipartidista”, comentó Korn, que insistió en que hacen falta “más que palabras”.
Martínez de Castro confirmó que sí se están produciendo “conversaciones” entre ambos partidos tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, aunque evitó hablar de optimismo y constató que colectivos hispanos se están organizando para “crear presión” con visitas a los miembros del Congreso.
“La pieza fundamental del debate es la legalización con paso final a la ciudadanía”, explicó la directiva del NCLR, para quien actualmente se vive un momento idóneo para avanzar hacia un nuevo contexto migratorio.
“No se trata de criar fama y echarnos a dormir. Esa misma fuerza que aplicamos en las casillas electorales ahora hay que aplicarla a nuestros representantes en el Congreso. Por un lado pidiendo que la Casa Blanca demuestre un liderazgo mucho más agresivo, que hemos empezado a ver eso, y al mismo tiempo empujando al Congreso para que lleguen a la meta final”, dijo Martínez de Castro.
La comunidad latina en EE.UU. no solo es la minoría más amplia del país, con más de 50 millones de personas, su creciente implicación electoral ha hecho que aumente su influencia en cómo se toman las decisiones en Washington. En los comicios de noviembre pasado, más de 10 millones de hispanos acudieron a votar.
Es de esperar que el presidente Obama dé más detalles sobre cuál es su hoja de ruta para alcanzar su prometida reforma migratoria en su discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso previsto para el 12 de febrero.