El mandatario, desde la ciudad de Montecristi (oeste), en la provincia de Manabí, acusó a los descontentos de impulsar intentos de desestabilización y defendió sus políticas, orientadas, dijo, a lograr el bienestar y la justicia social de la mayoría de la población.
Las protestas contaron con la presencia de los alcaldes de Guayaquil, Jaime Nebot, y de Quito, Mauricio Rodas, respectivamente, ambos aclamados por los manifestantes, críticos con dos proyectos que buscaban aumentar impuestos a las herencias y a la plusvalía.
Los ciudadanos reclamaron el archivo definitivo de las iniciativas, cuya retirada provisional dispuso Correa la semana pasada al tiempo de convocar un gran diálogo nacional sobre el modelo de país para Ecuador.
En Guayaquil, entre gritos de “fuera Correa, fuera”, los miles de manifestantes recorrieron la avenida 9 de Octubre en una caminata que culminó con la intervención de Nebot, quien no solo criticó estos dos proyectos, sino el conjunto de la política del Gobierno.
El alcalde opositor también exigió que se consulten al pueblo las decisiones importantes, que se respete la libertad de expresión y de emprendimiento, así como el fin “del gasto público incontenible” y de “otros mecanismos truculentos” para que no peligre la economía del país.
Es tiempo de “reclamar con agallas el país que queremos y merecemos y por el cual lucharemos hasta la muerte”, dijo al criticar igualmente una oferta de diálogo del presidente sobre el modelo de país que desea Ecuador porque, en su opinión, el jefe del estado “no tiene credibilidad”.
Nebot, quien tachó a Correa de “mentiroso” y de “farsante”, también señaló que la marcha fue un “hito” y aseguró que “hacía años que la gente unida no salía a decir 'yo soy el dueño de la democracia, carajo'”.
En la capital, los manifestantes se concentraron en la avenida de los Shyris, en el norte de la ciudad, al igual que lo han venido haciendo durante las últimas semanas, para exigir la retirada definitiva de los proyectos.
El alcalde, Mauricio Rodas, en una intervención durante la concentración ciudadana, reclamó un cambio de actitud al Gobierno de Correa y exigió respeto a las libertades en el país.
“Estaremos vigilantes de que las rectificaciones profundas que exigimos los quiteños se cumplan, que exista un cambio de actitud, que se respete la democracia, que se respeten las libertades, que se impulse un modelo económico que genere progreso y bienestar”, dijo el edil.
Tras la concentración, un grupo de manifestantes se encaminó hacia el palacio de Carondelet, sede de la Presidencia, donde también se congregaron simpatizantes del movimiento AP, por lo que la Policía desplegó un cordón de seguridad.
El presidente ecuatoriano, desde Manabí, defendió la validez de los proyectos, reiteró que afectarán a menos del 2 % de los ecuatorianos y negó que vayan a perjudicar a la clase media y a las familias, como sostienen sectores de oposición.
“Los grupos más retardatarios de derecha y de izquierda”, según el mandatario, “conspiran contra el Gobierno legítimo de la Revolución Ciudadana (como se conoce al proyecto político que lidera). No quieren que lleguemos a las elecciones de 2017 porque saben que serán derrotados”, aseveró el gobernante, aclamado con gritos de “reelección, reelección”.
El gobernante justificó las reformas planteadas ante la convivencia en el país de una “intolerable opulencia al lado de la más extrema pobreza” y consideró que esa es una de las “injusticias que claman al cielo” y “un pecado social” del país y de la región latinoamericana.