El presidente Pérez podría ser investigado penalmente luego que una comisión del Congreso recomendó retirarle la inmunidad por indicios de su participación en un fraude millonario en las aduanas.
Agitando cientos de banderas de Guatemala y soplando trompetas de plástico, los guatemaltecos “indignados” se aglomeraron en la Plaza de la Constitución, en el centro histórico, para continuar con el repudio contra Pérez que pese a las protestas se niega a abandonar la silla presidencial.
“Venimos porque ya es demasiado este cinismo”, dijo a la AFP una manifestante que se identificó como Margarita, mientras junto con su esposo Abel sostenían una pancarta que exigía “No más corrupción”.
El gobierno de Pérez se encuentra en el ojo del huracán luego que la Fiscalía y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) , un ente adscrito a la ONU, descubrió en abril pasado una red que cobraba sobornos a empresarios para la evasión de impuestos conocida como “La Línea”, y que involucraba a altos funcionarios.
La crisis empeoró la semana pasada cuando Pérez fue señalado como uno de los cabecillas del fraude y el arresto de la exvicepresidenta Roxana Baldetti, quien renunció el pasado 8 de mayo tras salir salpicada por el escándalo.
Debido a la sospecha de la participación de Pérez en la estafa, este sábado un comité de cinco diputados recomendó a sus compañeros levantar los fueros al presidente para que se someta a los tribunales de justicia, trámite que necesita el voto favorable de al menos 105 de los 158 congresistas.
“Antes se tenía miedo de hacer protestas, pero ya no tenemos miedo. Este mal sistema de gobierno nos quitó el miedo”, indicó a la AFP el empresario jubilado Antonio Quiroa, de 71 años, quien desde abril acude todos los sábados junto a decenas de personas a protestar en la plaza central.
Hasta el momento, la principal manifestación de rechazo contra Pérez ocurrió el jueves pasado, cuando miles de guatemaltecos marcharon desde varios puntos de la capital hacia el centro.
A esa caminata masiva se sumó el apoyo de varias empresas que cerraron sus negocios, incluidas las transnacionales de comida rápida McDonald’s y Domino’s.