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Se trata de la reacción a la controvertida sentencia de un juez de Colonia que en los meses pasados equiparó la intervención sobre el cuerpo de los niños (prescrito por el Judaísmo como por el Islam) con un delito penal, considerándolo una violación a la integridad de los menores.
Aquel veredicto (ligado al caso de un niño musulmán de 4 años, afectado por una hemorragia tras una operación) dividió al país entre los que están a favor y aquellos en contra. Pero sobre todo provocó la indignación de la comunidad judía.
Durísima fue en particular la posición asumida, en julio pasado en la capital alemana, por la conferencia de los Rabinos de Europa.
“Si el veto se mantuviera no vería un futuro para los judíos en Alemania”, advirtió entonces el presidente de la Asamblea, Pinchas Goldschmidt.
Prohibir la circuncisión con el criterio de una mutilación “es el más grave ataque a la tradición judía desde los tiempos del Holocausto”. Estas palabras repercutieron evidentemente en Berlín, llevando al gobierno a intervenir en tiempo record para dirimir la cuestión.
Más aún sabiendo que Alemania, por evidentes razones históricas, no debería permitirse un paso en falso contra la sensibilidad y la tradición religiosa de los judíos de todo el mundo (incluida la de los musulmanes).
Sin dejar pasar dos meses, cuando se acercan las vacaciones de verano, el gabinete de Angela Merkel estableció hoy que la circuncisión es del todo lícita en tanto y en cuento se respetelas condiciones higiénicas y protocolos de médicos reconocidos.
La intervención deberá seguir “las reglas del arte médica”, explicó el portavoz del gobierno, Steffen Seibert, según el cual “a partir de un adecuado y eficaz tratamiento contra el dolor”.
Esta operación no será necesaria que sea practicada por un médico profesional. “Una persona designada por la comunidad religiosa, puede, si respeta las condiciones previstas, practicar la circuncisión en los primeros seis meses de vida del niño”, aclaró.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta ley ya que algunas asociaciones de tutela de la infancia, acusan algobierno de debilitar los derechos y llevar a Alemania, con lanueva normativa, a “retroceder en decenios”.