La ceremonia, que fue emitida por los canales de televisión locales, tuvo lugar en la ciudad de Saada, capital de la provincia homónima, situada a 28 kilómetros de la localidad de Dahian, lugar donde fue lanzado el ataque por la alianza capitaneada por Arabia Saudí.
Miles de yemeníes procedentes de varias zonas del país desfilaron por la avenida principal de Saada, llevando los ataúdes de madera, fotografías de los niños muertos y carteles en los que decía: “América mata a niños yemeníes”, según informó la televisión Al Masira, portavoz de los insurgentes. Durante la marcha, varios miembros de los rebeldes hutíes entonaron cánticos de “Muerte a Israel y a Estados Unidos”, según el canal.
Tras rezar el responso, alrededor de cincuenta vehículos, cubiertos con telas verdes, trasladaron los cadáveres de los fallecidos en el ataque para ser enterrados en Dahian, ciudad natal de los muertos.
“Decimos a los agresores injustos que no vais a debilitar nuestra voluntad y la sangre de nuestros niños os va a barrer”, aseguró Al Masira, citando a un padre de uno de los menores muertos, que no fue identificado.
Según el último recuento del Ministerio de Salud de los rebeldes chiíes hutíes, al menos 40 de los muertos eran niños de una escuela coránica que viajaban en un autobús para participar en una actividad escolar de verano.
“Responsabilizamos a Estados Unidos de este crimen y de todos los crímenes cometidos en la República del Yemen”, afirmó en un discurso después del funeral el jefe del Comité Revolucionario Supremo, el órgano ejecutivo del grupo insurgente, Mohamed Ali al Huti. “Responsabilizamos a Estados Unidos, el líder de esta alianza y todos debajo de ella, sean saudíes, británicos, emiratíes o de otros países aliados en esta agresión contra nuestro país”, aseveró el líder rebelde.
El Reino Unido, EE.UU. y Francia, los tres con asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, respaldan la intervención árabe en el Yemen. El conflicto armado en el Yemen comenzó en 2014, cuando los rebeldes hutíes ocuparon la capital, Saná, y otras provincias, y se recrudeció en 2015 con la intervención de la coalición árabe a favor de las fuerzas leales al presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi.
El portavoz de la coalición, Turki al Malki, confirmó el 10 de agosto que la alianza llevó a cabo el ataque en Saada, que calificó como una “acción militar legítima contra los elementos que planearon y llevaron a cabo el ataque contra civiles” perpetrado un día antes en la ciudad de Yazán, en el suroeste de Arabia Saudí. En esa agresión murió un civil y once resultaron heridos.
La alianza anunció el 10 de agosto la apertura de una investigación de “las circunstancias y los procedimientos” del bombardeo contra los chiíes hutíes, respaldados por Irán, después de que la ONU y varios organismos internacionales lo condenasen. Un responsable de alto rango de esa alianza de países árabes suníes aseguró ese día a la agencia oficial saudí SPA que esa medida fue tomada después de que la comandancia siguiese “lo que los medios y algunos de los sitios web de las organizaciones humanitarias que operan en el Yemen publicaron” sobre el bombardeo.
El responsable saudí, que no fue identificado, subrayó el compromiso “constante” de la coalición de investigar todos los incidentes relacionados con denuncias de irregularidades y violaciones del derecho internacional, así como de juzgar a los responsables y compensar a las víctimas.